Son los despiadados rebeldes del grupo Nuredin al Zinki, los mismos que sembraron el terror en la ciudad siria de Alepo desde 2011 -junto a otras cuatro milicias- y que forman parte de una coalición ‘moderada’, apoyada por Estados Unidos y Fateh Halap.
Han sido derrotados por Basher el Asad, pero la financiación por parte de la CIA, a día de hoy, no se ha interrumpido, a decir de McClatchy.
Las atroces escenas que nos ocupan fueron grabadas en una calle del barrio de Al Mashhad, en la mentada zona.
El chico, de 12 años, está herido en un furgoneta y le acusan entre cachetazos de combatir en las filas de las brigadas Al Quds, grupo palestino a favor del régimen sirio. Luego, le cortan la cabeza a cuchillo.
Poco importa ya que ahora, en realidad, la desventurada criatura fuera un refugiado palestino ajeno por completo al caos que impera en la guerra civil que asola al país de Bashar el Asad.
مقاتلو حركة نور الدين الزنكي تذبح احد اسرى لواء القدس في حندرات وهو طفل لا يتجاوز عمره 13 عاما pic.twitter.com/sT6S0NXRf0
— Fadi Hussein (@fadihussein8) 19 de julio de 2016
«Estamos investigando para tener más información», afirmó el martes 19 de julio de 2016 el portavoz del Departamento de Estado, Mark Toner, en Washington, quien calificó el suceso como «horrible:
«Si se revela que estas acusaciones están fundadas, volveremos a examinar todo vínculo o cooperación que podamos tener con ese grupo».
La ejecución fue condenada por la Coalición Nacional Siria, principal grupo de la oposición política en el exilio, que expresó su «conmoción frente a escenas horribles» e instó al grupo rebelde a castigar a los culpables:
«La Coalición […] no respalda ningún comportamiento contrario a los principios de la revolución y a las aspiraciones del pueblo sirio [que reclama] libertad, dignidad y justicia».
#Syria rebels in #Handarat #Aleppo capture Al-Quds fighter, #Palestine militia regime proxy. Perhaps no more than 13 pic.twitter.com/CipviBit7I
— Riam Dalati (@Dalatrm) 19 de julio de 2016
LA EJECUCIÓN
En el atroz vídeo, uno de los verdugos de la brigada dice que El Asad «ya no tiene hombres, ahora nos envía niños». Otro dice: «Estos son tus perros, Bashar». Al final, el asesino grita: «No dejaremos ni uno en Handarat», el campo de refugiados al norte de Alepo que las fuerzas del régimen tratan de reconquistar desde abril. No faltan, desde luego, los gritos a todo pulmón de «Alá es grande».
Nuredin al Zinki recibió financiación a través de la CIA al menos hasta diciembre del 2014, cuando Barack Obama decidió reducir a la mitad, o suspender en algún caso, los fondos para las milicias rebeldes. Según The Daily Beast , el grupo no se vio afectado por el recorte y sus 1.000 combatientes siguieron cobrando.