Un depravado que topó con un tipo de esos que no conocen ni el sentido de la palabra ‘perdon’ («Masculinidad», el requisito imprescindible para ser policía en Brasil).
Se llamaba Eduardo Santos Silva, tenía 42 años y era un confeso pedófilo paralítico que encontró un trágico final a manos del padre de una de sus víctimas: una niña de 8 años de edad a quien había obligado a practicarle una felación (El vídeo de la bestial paliza a una mujer en Brasil antes de ser asesinada por su marido).
Sobre el sujeto recaían varias sospechas, que se vieron confirmadas al serle encontrado en su móvil -que había perdido por la calle- una serie de fotos donde aparecía la pequeña, así como otras pequeñas siendo violadas.
El progenitor de su última víctima decidió tomarse la justicia por su mano, y se trasladó a su casa, situada en la barriada de Simões Filho, en la brasileña ciudad de Salvador de Bahía
Según medios locales, el tipo confesó el hecho -no hay audio en el vídeo- y, antes de que pudiera reaccionar, recibió un disparó a qemarropa en la cara que lo mató.