El vídeo acaba de ser lanzado a las redes menos convencionales por el autodenominado Estado Islámico.
El desertor sunita de las Fuerzas Armadas Sirias, miembro del Ejército Sirio Libre y por tanto leal hasta la médula al Gobierno del presidente sirio Bashar Al Assad, es atado a un poste en espera de ser ejecutado por el verdugo del ISIS.
Acaba de ser capturado tras una cruenta batalla en la ciudad siria de Alepo, y su suerte está echada.
En esta ocasión el ejecutor no lleva entre manos una espada o un cutre cuchillo, sino una llamativa ametralladora calibre M2 .50, con la que parece imposible fallar el tiro.
Pero lo hace. A pesar de la cantidad de balas que dispara, estas tan solo alcanzan en las piernas al desdichado de turno, que cae medio inconsciente al suelo tras retorcerse de dolor.
El verdugo, en vista de las circunstancias, opta por cortarle la cabeza a cuchillo para que no se diga.