Todo un caso, y sin apenas precedentes. Un príncipe saudí fue ejecutado el martes 18 de octubre de 2016 en la capital del país, Riad, afirmó el Ministerio del Interior en un comunicado, según la agencia de noticias Al Arabiya. La Corte de Apelación y la Corte Suprema de Arabia Saudita lo declaró culpable de matar a tiros a un hombre de nacionalidad saudita.
El príncipe Turki bin Saud al Kabir se había declarado culpable de disparar al joven Adel al-Mohaimeed después de una pelea. La autoridades sauditas emitieron un decreto para llevar a cabo la decisión de la Corte en un sorprendente ejemplo de un miembro de la familia gobernante sometido a pena de muerte. El comunicado no especifica cómo murió el príncipe. La mayoría de las personas ejecutadas en el reino son decapitados con una espada.
La familia de la víctima se negó a aceptar ofertas de dinero y exigió justicia, informa Al Arabiya. El comunicado del Ministerio del Interior confirmó «la intención del rey Salmán de fortalecer la seguridad, la justicia y los juicios de Dios». Además, advirtió «que el castigo legítimo será el destino de quien trata de atacar a personas inocentes y derramar su sangre».
Los miembros de la familia real de Arabia Saudita han sido ejecutados solo en raras ocasiones. Uno de los casos más resonantes fue el de Faisal bin Musaid al Saud, quien había asesinado a su tío, el rey Faisal, en 1975.
Amnistía Internacional afirmó que el reino llevó a cabo al menos 158 penas de muerte en 2015, convirtiéndose en el tercer país con más ejecuciones después de que Irán y Pakistán. Los casos de asesinato y tráfico de drogas representan la mayoría de las ejecuciones en Arabia Saudita, aunque 47 personas fueron ejecutadas por «terrorismo» en un solo día en enero de este año.
Expertos en derechos humanos han expresado su preocupación acerca de la imparcialidad de los juicios en el reino, pero el Gobierno ha reiterado en varias ocasiones que la pena de muerte es un factor esencial para frenar el crimen.