En la memoria resuenan aún las palabras de Nada al-Ahdal, una yemení de 11 años, que se fugó de casa y denunció a su familia para evitar un matrimonio forzado por dinero. Su destino fue de lo más trágico, en un país donde una de cada cuatro niñas son obligadas a casarse antes de los 15 años. Es Yemen, país donde en enero de 2009 se aprobó una ley que establecía la edad mínima para el matrimonio en 17 años, pero fue revocada porque los legisladores conservadores la consideraron «anti-islámica».
Entre 2011 y 2020, más de 140 millones de niñas se convertirán en niñas-novias, según el Fondo de Población de Naciones Unidas (UNFPA). La Organización Mundial de la Salud (OMS), calcula que cada día se casan 39.000 niñas menores de 18 años.
Y la última víctima de este despropósito es una niña de esos lares, de tan solo 8 años, que ha muerto de una hemorragia interna tras ser forzada por su esposo de 40 años a tener relaciones sexuales en la noche de bodas, según da cuenta el portal Naij.
Aunque las autoridades locales han negado la noticia, los ciudadanos yemeníes han salido a protestar por la impactante muerte de la menor, destacando los peligros y la crueldad involucrada en las historias de los matrimonios forzados.
El jefe de la Casa del Folklore de Yemen y defensor de los derechos principales, Arwa Othman, ha comentado que la niña, identificada como Rawan, se casó la semana pasada en la ciudad de Meedi, en la provincia de Hajjah, al noroeste de Yemen. «En la noche de bodas y después del coito, ella sufrió hemorragia y rotura uterina que causó su muerte. La llevaron a una clínica, pero los médicos no pudieron salvar su vida», dijo Othman.
Othman también ha señalado que las autoridades no habían tomado ninguna medida contra la familia de la niña o su marido. Un funcionario de seguridad, por su parte, ha negado que cualquier incidente de este tipo hubiera tenido lugar en su área. Sin embargo, dos residentes de Meedi han confirmado el incidente y han afirmado que los jefes tribales habían tratado de encubrirlo.
Este no es un caso aislado en Yemen, donde familias pobres no ven con malos ojos casar a hijas jóvenes para ahorrar en su crianza y también obtener dinero con la dote.