Es el grupo terrorista denominado Movimiento Nuredin al-Zinki, al que Washington considera ‘moderado’, y que suma a la vorágine de la guerra siria iniciada en marzo de 2011, y en la que están inmersas unos 1.000 grupos rebeldes, algunos de corte islamista y otros con vínculos con al Qaeda. Mientras atosigan a las tropas de Bashar al Asad, impera el caos, donde todos luchan contra todos y el ISIS pasa a ser un mero comparsa.
Mientras esto sucede, y bajo el paraguas de los insurrectos de Fatá al Sham, estos milicianos que algunos afirman que ni siquiera existen, usan armas que les proporciona Estados unidos, como el caso que nos ocupa, donde los yihadistas emplean un BGM-71 TOW (Tube-launched, Optically tracked, Wire-guided), un misil antitanque filoguiado que puede penetrar cualquier blindaje de tanque conocido.
Pero no lo usan esta vez para tal fin, sino para cargarse por las bravas en Alepo a un batallón de soldados sirios que ni se las ve venir. El impacto es brutal, y las imágenes estremecedoras.