Pertenecen en su mayoría al grupo étnico checheno del Cáucaso, y junto a afganos y otros adolescentes musulmanes suníes de otras nacionalidades pululan por Viena en calidad de refugiados, velando en colegios y lugares públicos a modo de patrullas para que nadie incurra en el haram, es decir, en actitudes o hechos que prohíbe la sharia, cuyo yugo imponen navaja en mano y a puñetazo limpio (Pedro Sánchez, que felicitó el Ramadán a los musulmanes, se ‘olvida’ de felicitar la Virgen de Agosto a los cristianos).
Se les conoce ya como la ‘generación Haram’, y si alguien llama a sus móviles, lo primero que escuchará es una voz que les saluda con el consabido ‘Allahu Akbar’ (‘El Jueves’ se arruga con el Islam pero se burla de los católicos por Semana Santa: «Adultos frikis que pasean muñecos»).
Saben que el islam da miedo, y es su principal arma contra los acojonados austríacos, que poco pueden hacer ante la política de brazos caídos que impera en el país.
El vídeo que nos ocupa, y que ofrecemos sin ninguna censura, fue colgado recientemente en Facebook por un tal Ahmet K, un checheno de 16 años que exhibiendo músculos promete hacerlo mejor el año próximo, -y que ya ha sido detenido por la Policía-, acusado de encabezar el feroz ataque contra una valiente chica polaca de 15 años, de nombre Patricia, en un centro comercial situado cerca de la estación U-Bahn de Kagran, en el distrito vienés de Donaustadt.
El mentado, junto a varias adolescentes de su misma edad y condición, acorralan a la menor, a quien acusan injustamente de haberle quitado de la cabeza el velo islámico a una mujer que hacía compras por el lugar.
La chica, que según contó más tarde optó por no huir al verse rodeada por una horda musulmana que la increpaba mientras la grababa, aguanta estoicamente con las manos en los bolsillos la sarta de bofetadas que le pegan por turnos tres féminas y el varón de marras, hasta que consiguen romperle en dos la mandíbula
Acaba la faena el sinvergüenza que luce un particular corte de pelo, y quien se ríe al verla sangrar poco antes de que parta rumbo al hospital más cercano, para curar sus graves heridas.
Frente al ‘pelotón de fusilamiento’ está una joven llamada Leonie, un leona que lleva la voz cantante y que, junto a las demás agresoras, ha sido puesta ahora en libertad sin cargos.