De revés en revés hasta la derrota final (Nadia Murad: «Fui una esclava sexual de ISIS. Cuento mi historia porque es la mejor arma que tengo»).
La imágenes corresponden a uno de los últimos desastres de los fanáticos de Alá.
El protagonista, se puso por montera una cámara POV, esa que tiene el mismo punto de vista que el usuario y, con una ametralladora de impresión, se preparó para lanzar balas a diestro y siniestro contra las tropas iraquíes en Wilayat al-Furat, o la «provincia Éufrates» del autodenominado Estado Islámico (‘El Infierno de los Apóstatas’: la macabra fosa donde asesinaban los demonios del ISIS).
Allí, al norte de Wilayat Anbar, Irak y las fronteras de Siria, al fardón yihadista le dieron para el pelo. No duró mucho. Tras lanzar algunas ráfagas, sus enemigos acabaron con su afición al cine en un abrir y cerrar de ojos, llenándole de plomo, y dejándole hecho un guiñapo. De tamaña faena se encargó al parecer un avezado francotirador.
El infortunado tuvo el póstumo detalle de recoger en una última imágen de su acribillado cadáver.