La destrucción del teatro de Palmira es la constatación de la barbarie. Patrimonio de la Humanidad, el anfiteatro era uno de los grandes tesoros de Palmira. El año pasado, el Ejército ruso y sirio celebraron con un concierto la expulsión de los yihadistas. Pero la mala noticia se ha confirmado.
Los esfuerzos dirigidos a la reconquista de Alepo debilitaron la guardia en Palmira. El Estado Islámico entró con 4.000 hombres, se hizo otra vez con el control y volvió a las ejecuciones.
Desde un dron del Ejército ruso se puede apreciar la destrucción de las columnas de tetrápilo, un crimen de guerra que pulveriza para siempre esta joya de la antigüedad.