En cuanto al ladrón y a la ladrona, cortadles la mano a ambos en retribución por lo que han hecho, como castigo disuasivo ordenado por Al-lâh: pues Al-lâh es poderoso, sabio.
(Qurán, surat 5, Al-Ma’ida, ayat 38)
Más claro, el agua, y más espeso, la sangre que corre a raudales por los atroces castigos coránicos que sólo puede entenderse si se tiene en cuenta el principio fundamental de la sharia.
Esta vez le ha tocado el turno a un ladrón de poca monta en Siria, donde al ISIS le trae al pairo la pelea por la conquista de la presa de Tabqa en el río Éufrates, que abre las puertas de Raqa, capital yihadista en el noreste, y también que EEUU les haya lanzado últimamente 5.265 proyectiles de 30 milímetros con uranio empobrecido. Ellos siguen a lo suyo, como si tal cosa.
Así, en el vídeo que acompaña a estas líneas, asistimos a la ‘curiosa’ reacción del mentado, quien tras serle amputada con esmero la mano derecha por robar, se pone en pie y celebra con sus verdugos el tajo, levantando el brazo sano y gritando con ellos ¡Alá es grande! lleno de emoción.
Parece de esta forma agradecer la mutilación, aunque su actitud obedece más bien al miedo que tiene metido en el cuerpo.