La chilena Nabila Rifo, ahora de 29 años, fue brutalmente atacada por el padre de dos de sus hijos

La desgraciada mujer a quien su pareja arrancó los ojos en plena calle

Totalmente ciega y con prótesis oculares, en el juicio declaró que era habitual que su pareja la agrediera física y psicológicamente

La desgraciada mujer a quien su pareja arrancó los ojos en plena calle
Nabila Rifo TV

En mayo de 2016, su pareja y padre de dos de sus cuatro hijos, Mauricio Ortega, la agredió en plena calle, por la noche, y le arrancó los ojos. Según detalla El País, después de 23 jornadas de juicio, que los ciudadanos siguieron con expectación, el tribunal de la sureña ciudad de Coyhaique lo declaró culpable de feminicidio frustrado y lesiones gravísimas. La fiscalía pide 26 años de cárcel.

En estas próximas horas se conocerá la condena definitiva del caso que ha conmovido a los chilenos y a sus máximos representantes.

Inconsciente, con hipotermia, con diversas fracturas en el cráneo, sin algunas de sus piezas dentales y sin sus dos ojos fue encontrada en mayo del años pasado Nabila Rifo en una calle de la ciudad, a unos 1400 kilómetros al sur de Santiago.

«La violencia sufrida por Nabila Rifo es la expresión del país que no queremos. Que su sufrimiento nunca deje de conmovernos y llamarnos a cambiar», aseguró la presidenta Michelle Bachelet, después de visitarla por segunda vez en las últimas dos semanas en su domicilio, en Coyhaique, a unos 1.400 kilómetros al sur de Santiago de Chile.

Totalmente ciega y con prótesis oculares, en el juicio declaró que era habitual que su pareja la agrediera física y psicológicamente: «Se molestaba por cualquier cosa, por la comida, porque yo la hacía mal. Me decía que yo era una maraca, una puta». En alguna ocasión, indicó la mujer, Ortega la arrastró del pelo por las escaleras hacia abajo.

En el juicio, donde declararon 50 testigos y 12 forenses, la mujer relató la forma en que supo en el hospital que había quedado ciega. «Cuando desperté no me dijeron mucho. Los ojos los tenía vendados. Un día le dije a la señora [la enfermera] que por qué no prendía la luz. Me dijo que había tenido un accidente. Y yo le dije: ‘¿Y voy a volver a ver?’. Y me dijo: ‘No, pero te vamos a poner prótesis’. ‘¿Y con prótesis volveré a ver?’, le pregunté. Y me dijo que no… Para mí era un infierno lo que estaba pasando». Fueron 48 días en cuidados intensivos de la Posta Central de la capital chilena.

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