DESTROZÓ ADEMÁS LA PARROQUIA DE ST. MAREIN, ARMADO CON EL TUBO DEL ÓRGANO

El vídeo prohibido del pío musulmán apaleando a un Cristo crucificado en una iglesia austríaca

Las autoridades, que valoran los daños causados en más de 15.000 euros, lo han metido de cabeza en un psiquiátrico

El vídeo prohibido del pío musulmán apaleando a un Cristo crucificado en una iglesia austríaca
El musulmán golpeando a Jesús en la cruz PD

Han llegado 120.000 refugiados durante estos dos últimos años, a este país de 8,7 millones de habitantes. Es Austria, donde algunos de estos nuevos ciudadanos quieren emular a Mahoma, que cada vez que encontraba un objeto en su casa con la marca de una cruz, lo destruiría.

Tienen muy claro por tanto la famosa frase «Romperemos la cruz que pertenece a los perros», (la raíz árabe es k.s.r. ‘break’) – que se encuentra en un famoso hadiz acerca de Jesús – entendido en el Islam como un profeta musulmán – y que volverá según ellos a la tierra como un destructor de cruces para imponer la sharía.

Y muchos estan además más que cabreados con el reciente pacto entre socialdemócratas y convervadores, que han decidido prohibir el velo integral en los espacios públicos, limitar el uso de símbolos religiosos entre funcionarios para garantizar la «neutralidad» del Estado y vetar ciertas campañas de proselitismo salafista.

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El vídeo que nos ocupa, prohibido en los medios autríacos no vaya a ser que se cabreen aún más, nos trae a un sujeto de oscura tez, que algunos medios no se atreven a llamar musulmán. Tras echarse una siesta en uno de los bancos de la iglesia de St. Marein, en el distrito de Linz-Land cerca de Graz, se lió a destrozar los ventanales de la capilla tras hacer lo propio con el órgano del lugar. Lo hizo provisto de un tubo de metal que arrancó de dicho aparato musical, causando destrozos valorados en más de 15.000 euros.

No contento con la faena, agarró un palo de madera y se lío a golpear la figura de Jesús en su cruz, ubicada a los pies de una escalinata, mientras algunos viandantes ‘buenistas’ se tronchaban de la risa.

Alertadas las autoridades, no se les ocurrió mejor idea que meterlo en un manicomio. Solo se ha informado que tiene 37 años de edad. Ni nacionalidad, ni otras pamplinas.

En esta república alpina viven unos 600.000 musulmanes, de los que la mayor comunidad son los de origen turco. «El Estado tiene la obligación de actuar con neutralidad ideológica y religiosa. Entre policías uniformados, jueces y fiscales se debe asegurar que se respeta esa neutralidad en el ejercicio de sus funciones», señala un texto del Gobierno.

Al mismo tiempo, el Ejecutivo austríaco reforzará los cursos de alemán y de «valores» para los inmigrantes y prevé retirar ayudas públicas a quien no los atienda. También se contempla la introducción de «un contrato de integración» y «una declaración de valores» con el compromiso de aceptar los principios presentes en la Constitución.

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