El preso estadounidense J.W. Ledford Jr., condenado a pena de muerte por el estado de Georgia, en el sur de Estados Unidos, ha solicitado ser ejecutado mediante fusilamiento por miedo a que la inyección letal sea «demasiado dolorosa» para él.
Los abogados de Ledford, que ha estado tomando durante años diferentes medicamentos para calmar el dolor neuropático, han indicado que el reo podría verse sometido a un «sufrimiento inconstitucional» si es sometido a la inyección letal.
Ledford fue condenado en 1992 por el asesinato de un vecino. A pesar de que un tribunal ha rechazado la solicitud presentada por sus abogados el pasado viernes, los letrados han asegurado que recurrirán la decisión del juez antes de que se lleve a cabo la ejecución, programada para el martes.
«Existe un alto riesgo de que Ledford sufra una intensa agonía durante el proceso», han aseverado sus abogados, que han señalado que el preso lleva más de una década tomando gabapentina para calmar los dolores.
Según varios expertos, la ingesta a largo plazo de este medicamento puede provocar que Ledford no se encuentre completamente inconsciente en el momento de la ejecución, que podría «violar sus derechos, que se encuentran recogidos bajo la Octava Enmienda de la Constitución estadounidense».
A la hora de recurrir este tipo de sentencias, el Tribunal Supremo de Estados Unidos exige que se proponga un método alternativo para llevar a cabo la ejecución.
En 2010, el preso estadounidense Ronnie Lee Gardner, condenado a muerte por el asesinato de un abogado en 1985, fue ejecutado finalmente mediante un fusilamiento después de que una juez de Utah accediese a la petición del propio reo, que quería ser ejecutado por un pelotón de fusilamiento, algo que no sucedía desde 1996.
Sin embargo, la Fiscalía del estado de Georgia ha cuestionado el objetivo de la solicitud y ha alegado que podría haberse realizado con antelación y no a tan sólo «cinco días de que se lleve a cabo la ejecución».