El asesino J.W. ‘Boy’ Ledford Jr., condenado a muerte por el crimen del médico Harry Johnston en 1992, -el mismo que le trajo al mundo y que degolló sin pestañear- se ha ido al otro barrio en el Estado de Georgia, EEUU, quedándose tan ancho.
Tras haberle sido denegado su deseo de ser fusilado por un pelotón, ya que tenía miedo de sufrir «y quedar en agonía», ha sido ejecutado durante la madrugada de este jueves 18 de mayo de 2017 por inyección letal.
El acusado y su última cena
Al entrar los testigos en la sala donde le pincharon con pentobarbital, el criminal sonrío y dijo: «Lo que tenemos aquí es una falta de comunicación. Ustedes no pueden llegar a ciertas personas». Y añadió, según da cuenta ‘Toronto Sun‘: «Yo no fallé. Ustedes tienen un déficit para comunicarse», así que «pueden besar mi culo».
Afirmó textualmente: «my white trash ass», haciendo referencia a una expresión utilizada en EEUU en referencia a las personas blancas pobres. Si bien el criminal siguió hablando luego, el micrófono había sido retirado de la sala de ejecución, por lo que sus palabras no pudieron ser escuchadas.