El reportero de guerra Hunar Ahme, que se había trasladado junto a la Policía Federal iraquí a un descampado cerca de Mosul, tiene suerte de poder contarlo.
Con su equipo, y al más viejo estilo periodístico, esto es, jugándose el tipo en el campo de batalla, quiso narrar y filmar de primera mano una operación de limpieza de fanáticos del ISIS, sin contar con que los cercados terroristas, en su desesperación, van a menudo a por todas y no están dispuestos a caer prisioneros.
El periodista, que trabaja para la cadena ‘Rudaw‘, con sede en Erbil -capital del autónomo Kurdistán iraquí- se aproxima junto a varios agentes armados hasta los dientes a una trinchera donde gime el yihadista de turno, herido por una ráfaga.
Antes de poder acercarse a él, y a escasos cinco metros de los presentes, el mentado hace estallar su cinturón de explosivos, hiriendo a cuatro oficiales y volando en pedazos.
El intrépido informador logra escapar de la feroz onda expansiva, así como sus compañeros,que siguen filmando hasta la captura del compinche de quien se ha inmolado. Este, bajándose los pantalones, se entrega a las tropas.