Una apareció en Vietnam Idol y la otra quería ser modelo

Los oscuros secretos de las mujeres acusadas de matar al hermanastro de Kim Jong-un

Se enfrentan a un juicio en Malasia por ese crimen, y pueden ser condenadas a muerte

Los oscuros secretos de las mujeres acusadas de matar al hermanastro de Kim Jong-un
Doan Thi Huong (de camisa amarilla) y Siti Aisyah (derecha) han dicho que participaban en un programa de televisión de bromas BBC

La muerte de Kim Jong-nam, el hermanastro del líder de Corea del Norte, posiblemente pasará a la historia como uno de los asesinatos más notorios de la historia. Dos mujeres están enfrentando un juicio en Malasia por ese crimen. Nga Pham, periodista del servicio vietnamita de la BBC y Rebecca Henschke del servicio indonesio investigaron quiénes son estas mujeres.

Las imágenes captadas por las cámaras de circuito cerrado de la sala de salidas internacionales del aeropuerto de Kuala Lumpur son inolvidables.

Dos mujeres se le acercan por detrás a un hombre de mediana edad.

Y en lo que es una maniobra muy peculiar, las jóvenes parecen pasarle algo por la cara.

Las autoridades indican que ese fue el momento en que le pasan el agente nervioso VX, una sustancia mortal que está prohibida por Naciones Unidas y que es clasificada por esa organización como un arma de destrucción masiva.

Eso fue lo que mató a Kim Jong-nam.

Kim Jong-nam pidió ayuda a los funcionarios del aeropuerto después de que le pasaron por la cara el agente nervioso VX.

Las mujeres son: la indonesia Siti Aisyah, de 25 años, y la vietnamita Doan Thi Huong, de 28 años.

Este martes, con una alta presencia de fuerzas de seguridad y usando chalecos antibalas, se presentaron ante un tribunal de Kuala Lumpur.

Las jóvenes acudieron al tribunal en Malasia vistiendo chalecos antibalas y bajo mucha seguridad.

La vietnamita Doan Thi Huong también portaba un chaleco antibalas a su llegada al tribunal.

En el momento en que las mujeres se acercaron a Kim, estaban siendo observadas por varios hombres norcoreanos que se encontraban sentados y que posteriormente abordaron vuelos con diferentes destinos.

Se cree que esos sujetos eran sus «entrenadores».

Lado oscuro

Aisyah y Huong fueron arrestadas rápidamente, acusadas de haber cometido un delito, aunque no de planearlo.

Las dos mujeres podrían enfrentar la pena de muerte.

Ellas han insistido en que pensaban que se trataba de una broma para un programa de televisión y cuando fueron presentadas ante el tribunal no se declararon culpables.

Pero se trata de un crimen que puede llevar a la sentencia de muerte.

En los meses previos a la muerte de Kim Jong-nam, se cree que ambas mujeres estuvieron vinculadas con el lado más peligroso de la vida en Kuala Lumpur.

La policía de Malasia ha dicho que Doan Thi Huong estuvo trabajando en un «local de entretenimiento» y que Siti Aisyah trabajó en el hotel Flamingo, un pequeño establecimiento en el que hay un salón de masajes.

En las referencias sobre su tiempo en Malasia que se hacen en los medios de comunicación está la implicación de que las dos mujeres pudieron haber estado envueltas en la industria del sexo, pero nunca se ha presentado evidencia directa de eso.

Dinero rápido

Doan Thi Huong parece haber tenido varias páginas de Facebook con varios seudónimos como Ruby Ruby y Bella Tron Tron Bella.

Esos perfiles presentan a una mujer segura y despreocupada.

Además, como también lo hacen los registros migratorios, muestran un patrón de entradas y salidas desde Malasia a varios destinos regionales como Phnom Penh y Corea del Sur.

Decenas de trabajadores migrantes así como personas dedicadas a la prostitución se desplazan por las zonas rojas de Kuala Lumpur.

Se trata de lugares donde se pueden encontrar diversas nacionalidades: ciudadanos de China, Birmania, Tailandia, Laos y Camboya, por ejemplo. Y un número de ellos se cree que entraron al país con visas de turistas.

Hay una gran variedad de trabajo disponible para mujeres jóvenes que buscan ganar dinero rápidamente. Pueden servir como agentes de relaciones con los huéspedes en bares de karaoke o en salones de masajes o como acompañantes.

No está claro si las mujeres se conocían antes del día en que fueron arrestadas.

La policía asegura que practicaron la maniobra varias veces en centros comerciales y que fue un ataque calculado con el completo conocimiento de sus consecuencias.

El abogado de Huong, quien se ha reunido con ella una sola vez, le dijo a la BBC que no había nada en particular que pudiera destacar de ella.

La trayectoria de ambas mujeres a Kuala Lumpur tampoco es nada excepcional. Ambas provienen de aldeas rurales rodeadas de arrozales.

Pero ¿qué se sabe realmente de estas mujeres?

Siti Aisyah

Siti Aisyah creció en Serang, Tangerang, en el occidente de Yakarta.

Queda a solo dos horas de los rascacielos y de los brillantes centros comerciales de la capital indonesia, pero se trata de otro mundo.
Sus padres son campesinos que principalmente venden papas y cúrcuma.

El ritmo de vida en Serang es lento y la gente pasa horas afuera de sus casas hablando con sus vecinos.

Siti Aisyah es la más joven de sus hermanos.

Fue a una escuela primaria pública, que queda a una corta distancia de su casa.

El padre de Siti Aisyah es un agricultor.

Las maestras en la escuela la recuerdan como una chica «tranquila» y «educada» y están conmocionadas por los acontecimientos.

Cuando la BBC visitó el patio de juegos, estaba repleto de estudiantes que vestían sus uniformes blancos y rojos.

Todos conocían el nombre de Siti Aisyah.

Su educación terminó ahí cuando sus padres no pudieron costear sus estudios de bachillerato.

Un sueño

Lo que sabe de las dos mujeres es lo que los padres le han dicho a los medios de comunicación.

Siti Aisyah creció en Serang, a dos horas de Yakarta.

Los padres de Siti Aisyah le dijeron a la prensa local que es «muy trabajadora y decidida» y que quería salir de Serang desde que era una niña.

Su objetivo era mantener a su familia.

Como millones de indonesios de pueblos pobres como Serang, la única manera que ella podía lograrlo era yendo primero a Yakarta y después al exterior. Es el sueño con el que crecen muchas niñas como ella.

Siti Aisyah trabajó en el hotel Flamingo de Kuala Lumpur.

Siti Aisyah se casó con el empresario Gunawan Hasyim y tienen un hijo.

Vivían en una casa pequeña en la sobrepoblada área de Tambora, en el occidente de Yakarta.

Una de sus vecinas, Emma Suela, le dijo a la BBC que la recuerda como «una joven muy buena. Cuidaba a sus suegros, era muy consciente de que venía de un pueblo y de una familia pobre y trabajaba muy duro».
La pareja se divorció en 2012.

El pueblo donde creció Siti Aisyah creció en una comunidad de agricultores.

De acuerdo con una carta que data del 1 de febrero y que tienen las firmas de Siti Aisyah y Gunawan, la pareja había optado por el divorcio pues ya «no tenían la compatibilidad y armonía de un esposo y una esposa».

Emma cuenta que tanto ella como todos los vecinos se estremecieron al conocer sobre el divorcio e, incluso más, al saber de su arresto.

«Estoy totalmente en shock. Simplemente no tiene sentido. No es la Aisyah que conozco. En la televisión se ve muy diferente, más maquillada, más bonita y elegante. Todo es muy extraño», dijo.

El padre de su exesposo, Lian Kiong, le dijo a la prensa local que la última vez que vino a casa fue el 28 de enero, menos de dos antes del incidente.

«Vino y pasó la noche con mi nieto y se fue al siguiente día», indicó.

Doan Thi Huong

Doan Thi Huong tuvo una experiencia similar a varios kilómetros de distancia, en Vietnam, en una pequeña casa ubicada en la esquina de un arrozal, en el pueblo de Nghia Binh.

La casa de un piso hecha de ladrillo está construida con el mismo estilo rural vietnamita, con un pequeño patio rodeado por árboles de bananas.

Para llegar al centro del pueblo, hay que atravesar un tablón de bambú, que sirve de puente, pues está encima de un arroyo fangoso. Por ahí se pasa hacia la carretera principal.

Esta zona mayoritariamente católica de la provincia de Nam Dinh, a unos 90km de la capital Hanói, cuenta con un gran número de iglesias.

La mayoría de los habitantes son campesinos quienes, generación tras generación, han trabajado la tierra.

Como sucede en pueblos pobres de todo el mundo, los jóvenes están constantemente en busca de oportunidades para emigrar a las ciudades, hacer dinero y tener una mejor vida que la que tuvieron sus padres.

El padre de Huong es un veterano de la guerra de Vietnam, quien resultó herido en Quang Tri en 1972 y ahora trabaja como vigilante de un mercado local.

Su madre murió en 2015 y su padre se volvió a casar con una mujer del mismo pueblo el año pasado.

Ella también trabaja en el mercado, ayudándolo a cuidar las bicicletas y las carretillas de los visitantes.

«Huong nunca fue cercana a mí», le dijo a la BBC. Y añadió que su hija, la más joven de sus cinco hijos, fue quizás más cercana a su madre, quien estuvo postrada en una cama por décadas.

«Abandonó el hogar cuando tenía 18 años y rara vez la volvimos a ver de vuelta».

20 segundos

Doan Thi Huong asistió a un colegio farmacéutico, pero después trabajó para dos «locales de entretenimiento». Nunca le dijo a su familia exactamente qué hacía.

«Es una persona tranquila, discreta y muy bien educada», indicó el hermano mayor de Huong, Doan Van Binh.

«Huong podría no tener mucho dinero pero nunca le robaría ni un palillo de nadie», señaló.

Pero su hermano no se había dado cuenta de que su hermana menor vivía un vida muy diferente en la capital, en Hanói.

Huong se transformó y pasó de ser una modesta niña del interior del país a una exuberante joven que trabajó en algunos clubs nocturnos y bares populares de Hanói.

Hizo una presentación en la competencia televisiva Vietnam Idol. Duró 20 segundos pero su escote hizo titulares en la prensa nacional.

También trabajó en un club nocturno muy conocido en el centro de Hanói llamado The Seventeen.

El exgerente del bar, Kenny Bui, la recuerda como una buena empleada, simple pero de buen corazón.

«En una oportunidad salió con un camarero a quien conozco muy bien y ella pagó por todo: su ropa, su comida. Era muy generosa y nunca decía nada malo aunque otras chicas la molestaban», indicó Bui.

Después de que The Seventeen cerró en 2014, se cree que Huong trabajó como una chica de promociones y como una acompañante.

Fotos en las que se ve en bikini al lado de automóviles y en piscinas fueron halladas en foros de internet y redes sociales. Se pintó el cabello y fue a numerosos viajes con clientes extranjeros.

Pero se le conocía por salir con hombres extranjeros, la mayoría coreanos, pues el bar en el que trabajaba era frecuentado por clientes coreanos.

Una de sus numerosas páginas de Facebook dice que hizo un viaje a la turística isla de Jeju, en Corea del Sur.

¿Relación con Corea del Norte?

Ha habido mucha especulación sobre la naturaleza de la relación entre las dos mujeres y los hombres de Corea del Norte con los que se les asocia, a quienes se cree que eran espías que supuestamente orquestaron el asesinato de Kim Jong-nam.

La familia de Siti Aisyah insiste que ella no hablaba coreano y que no tenía conexiones con ese país.

Su madre, Benah, cuenta que su hija le había dicho que le habían ofrecido un empleo como modelo en Malasia.

«Me dijo que quería ir a Malasia para filmar un programa en el que se sorprendía a la gente rociándola perfume», señala.

«Alguien le ofreció un trabajo para convertirse en una modelo para promocionar perfumes. Es una joven inocente que lo hizo porque se trataba de un buen dinero».

«Les pido y les suplico por su ayuda para que mi hija no sea castigada. Sé que es inocente», dijo su padre Asria, cuando conoció la noticia de su detención.

El padre de Huong dice que no era muy cercano a su hija.

Grupos de inmigrantes indonesios han insistido en que Siti Aisyah, si es que se comprueba su participación en el delito, es sólo una víctima que fue engañada por fuerzas más sofisticadas y poderosas.

«Su historia es muy similar a lo que le ha sucedido a muchas otras inmigrantes que fueron engañadas por mafias de la droga. Fueron capturadas y tratadas como criminales pero realmente son víctimas».

«La mitad de los inmigrantes indonesios que están en el corredor de la muerte en Malasia fueron víctimas, los narcotraficantes los usaron como mulas en los aeropuertos», dijo Anis Hisayat de la organización Migrant Care.

Pero la policía de Malasia ha insistido que es muy probable que las mujeres hayan sido más cómplices de lo que aseguran ser.

Las autoridades afirman que las mujeres debieron haber sabido lo que estaban haciendo y que les dijeron que se lavaran las manos después.

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