Con la puerta en las narices. Así ha dejado el Gobierno del Reino de Suecia a cientos de mujeres víctimas de violaciones por parte de refugiados, que hasta ahora eran atendidas en una clínica de la capital de Suecia, conocida como Centro para la Crisis y Traumas de Estocolmo. En su lugar acudirán al lugar para ser tratados, con cargo al erario público, inmigrantes musulmanes traumatizados por la guerra y las torturas.
Según da cuenta ‘STV‘, tal lugar llevaba 10 años ayudando a féminas que habían sido objeto de agresiones sexuales, un fenómeno al alza en este país, -la capital de la agresión sexual en Europa gracias a su política de fronteras abiertas-, y la financiación se focalizará a tratar a pacientes inmigrantes con problemas psicológicos asociados a la tortura o al Trastorno de Estrés Postraumático (TEPT), ya pesar de que la mayoría de los inmigrantes que llegan a Suecia no procede de países en guerra.
De acuerdo con María Hägerstrand, Directora del Departamento de Psiquiatría de la Concejalía de Estocolmo: «Éste es un departamento que ahora está en crecimiento con las grandes corrientes migratorias existentes y queremos ser capaces de ayudar aún más a esa masa social en el futuro», dijo, refiriéndose a los inmigrantes que llegan al Reino de Suecia.
La clínica ayuda alrededor de 200 víctimas de agresión sexual anualmente, con alrededor de 140 mujeres dentro de ese total. Ahora, todas las víctimas de agresión sexual tendrán que encontrar otro lugar para recibir ayuda.
La clínica estaba muy sorprendida de que las autoridades anunciaran su intención de cancelar su acuerdo.
Los delitos sexuales en Suecia se han duplicado desde el año 2012. Las estadísticas disponibles más recientes mostraron que los inmigrantes eran 5’5 veces más propensos a llevar a cabo asaltos y agresiones sexuales.
