Un tribunal antiterrorista paquistaní sentenció a la pena de muerte a un hombre chií por publicar contenido supuestamente blasfemo en Facebook, convirtiéndose en el primer juzgado del país en imponer la pena capital a un acusado de cometer blasfemia en las redes sociales.
«Un tribunal antiterrorista condenó a muerte a Taimoor Raza por publicar comentarios despectivos en las redes sociales» sobre el profeta Mahoma, sus acompañantes y sus esposas, indicó este domingo a Efe el fiscal del caso, Shafiq Qureshi.
El caso contra Raza, de 30 años y perteneciente a la minoría chií, fue registrado a instancias de la Fiscalía en abril de 2016, añadió.
La sentencia, emitida el sábado por un juzgado de la ciudad de Bahawalpur, en la provincia de Punjab (este), es la primera en el país que incluye la pena de muerte para un acusado de publicar contenido supuestamente blasfemo en las redes sociales.
Dura legislación contra la blasfemia
En el pasado varias personas han sido condenadas a muerte en el país por blasfemia en otros ámbitos alejados de internet, siendo uno de los casos más conocidos el de Asia Bibi, la cristiana condenada a la pena capital en 2010 por supuestamente insultar al profeta que en la actualidad espera a que el Tribunal Supremo estudie su apelación.
El Gobierno de Pakistán lanzó en marzo una intensa campaña contra la difusión de contenido considerado blasfemo en las redes sociales e incluso amenazó con bloquear las páginas web que no colaborasen con este veto.
El primer ministro paquistaní, Nawaz Sharif, pidió entonces a las autoridades encontrar a los supuestos blasfemos en las redes sociales para que fuesen juzgados según la ley antiblasfemia del país.
Pocas semanas después, una turba linchó a un estudiante universitario en una localidad del noroeste del país por publicar contenido blasfemo en Facebook, mientras que en mayo cientos de personas trataron de linchar a otro hombre hindú que supuestamente cometió blasfemia en un mensaje en Whatsapp.
La dura ley antiblasfemia vigente en Pakistán fue establecida en la época colonial británica para evitar choques religiosos, pero en la década de 1980 varias reformas auspiciadas por el dictador Zia ul Haq favorecieron el abuso de esta norma.
Este delito es uno de los 28 que contempla la pena de muerte, aunque nunca se ha ejecutado en el país a un condenado a la pena capital por ello.
Los intentos de reforma de la ley a lo largo de los años han chocado con la resistencia de integristas islámicos.