Una mujer desesperada tenía a un bebé en sus brazos, recuerda Samira Lamrani, una testigo del devastador incendio que consumió este miércoles un edificio de 24 pisos en Londres, Reino Unido.
Desde una ventana en el «noveno o décimo piso», la mujer hacía señales mientras sostenía al bebé y pedía ayuda para que alguien lo rescatara.
«Estaba a punto de arrojar a su bebé y pedía que alguien pudiera tomarlo», recuerda Lamrani, en declaraciones a la agencia de noticias Press Association.
Sus señales fueron entendidas por un hombre que, después de que la mujer lanzara al pequeño, «corrió y logró atraparlo» en la calle.
Y así se dio el milagroso rescate del menor en el fatal incendio que ha dejado al menos 12 muertos y decenas de heridos.
El incidente ocurrió en la torre de apartamentos Grenfell, en la cual vivían alrededor de 500 personas y que se encuentra en el oeste de la capital británica.
Este miércoles se celebraron vigilias en Londres por los afectados.
La escena de desesperación se repetía en otras partes en el edificio.
«Vi a otros niños siendo arrojados del edificio desde tan alto como el piso 15. Eran pequeños, probablemente entre 4 y 8 años. Vi a tres siendo arrojados», explicó Lamrani, quien supo que había policías o bomberos intentando atraparlos.
«¡Solo salven a mis hijos!»
Muchos residentes del edificio estaban «en las ventanas, golpeándolas frenéticamente y gritando», según Lamrani.
«Queríamos tranquilizarlos, diciéndoles que habíamos hecho lo que podíamos, que llamamos al 999 (número de emergencias en Londres), pero obviamente la expresión de la muerte en sus cara», explicó
Tamara, otra testigo del incendio, le dijo a la BBC que también otras personas estaban «lanzando a sus hijos», pese a que los bomberos les pedían que se quedaran donde estaban.
«¡Solo salven a mis hijos, solo salven a mis hijos!», gritaban.
Según Tamara, las llamas tomaron el edificio en cuestión de segundos.
«No había mucho que pudieras hacer. Acordonaron la zona y solo se veían las cosas caer desde la parte más alta del edificio».
Michael Paramasivan dijo a la BBC que habló con una mujer que vivía en el piso 21: «Ella tiene seis hijos, se fue con los seis. Cuando bajó solo había cuatro con ella. Ahora su corazón está roto».