El tipo lo tiene crudo. Se llama Lewis Williams, y durante cuatro largos años se ha dedicado a eyacular en el café que le servía cada mañana a su odiada jefa, Linda Moore, presidenta para más señas de una empresa de ingeniería en Newark, Estados Unidos.
El guarro de turno, de 38 años de edad, ha sido detenido por abuso sexual, y ha dicho que lo hacía a mala leche tras haber mantenido con ella una fuerte discusión, como venganza.
Lewis se enfrenta nada más y nada menos que a una condena de 1.070 años de cárcel, por 860 delitos de abuso sexual.