A los gays no los pueden ver ni en pintura. Les dan asco. El 96 por ciento de la población considera que deben ser castigados sin piedad. Es Uganda, uno de los países más intolerantes de África y del mundo, donde la homosexualidad está prohibida desde los años 50, y donde en febrero de 2014 su presidente aprobó la ley «antihomosexual». (Así parte la turba los huesos a un gay por robar una camisa en Uganda).
En la misma, un reglamento penalizaba las relaciones con personas del mismo sexo, inicialmente con la pena de muerte, algo que después se cambió por la cadena perpetua.
Los grupos defensores de los derechos humanos advierten de que las leyes siguen siendo usadas para justificar la violencia. Bajo las directrices coloniales británicas que continúan en los libros, los ugandeses aún enfrentan un mínimo de dos años de prisión por expresar abiertamente su identidad sexual.
El vídeo que nos ocupa da cuenta de cómo se las gastan en esos lares actualmente, bajo el beneplácito de las autoridades. Así, un gay es torturado en público en una especie de palo para loros, con una enorme piedra colgando de sus testículos. Sus verdugos le obligan a imitar el sonido de los guacamayos para más sorna. Sobran más comentarios.