EL PRESIDENTE TRUMP LES LLAMA DELINCUENTES

La caravana de 4.000 hondureños que va hacia EEUU, irrumpe en México tras derribar la reja de la frontera con Guatemala

La Casa Blanca y el Gobierno de Peña Nieto ultiman un plan para frenarla, con el aliciente de dotar a sus ya 4.000 participantes de un visado mexicano

La caravana de 4.000 hondureños que va hacia EEUU, irrumpe en México tras derribar la reja de la frontera con Guatemala
La caravana de 4.000 hondureños que va hacia EEUU rompea la verja y entra en México. EP

Ni las amenazas de Donald Trump anunciando que enviará sus tropas a la frontera para impedir el paso de «esos criminales», ni las advertencias de México y Guatemala han frenado la caravana de al menos 4.000 hondureños decididos a llegar a Estados Unidos.

La caravana arrancó el día 13 de octubre de 2018 de San Pedro Sula y una avanzadilla llegó una semana más tarde a México, donde muchos de ellos han solicitado refugio.

La caravana se encuentra en el municipio guatemalteco de Tecún Umán, población fronteriza con el Estado mexicano de Chiapas.

De acuerdo con Luis Videgaray, el canciller mexicano, la caravana estaría compuesta ya por cerca de 4.000 personas, el doble que el número 2.000 inmigrantes que habían sido contabilizados el martes pasado.

Y el grupo podría aumentar aún más hasta rondar las 5.000 personas el fin de semana, según afirmó el padre Mauro Verzeletti, director de la Casa del Migrante en Guatemala, a varios medios locales.

Lejos de frenar las ansias por llegar a Estados Unidos, las amenazas del presidente Donald Trump de que parará la caravana han generado un «efecto llamada» que atrae a miles de personas a unirse a la «Caminata del migrante», un movimiento que había pasado prácticamente desapercibido hasta que Trump presionó con cortar millones de dólares en ayudas a los países del Triángulo Norte de Centroamérica -El Salvador, Honduras y Guatemala- si no detenían al grupo.

Muchos centroamericanos ven esta caravana como una forma segura para atravesar México.

Médicos Sin Fronteras (MSF) estima que 7 de cada 10 inmigrantes que cruzan el país azteca con destino al norte son víctimas de algún tipo de violencia, razón -sumada a la dura política migratoria de Trump- que ha provocado que las peticiones de asilo en México hayan crecido un 66% en 2017, según la Agencia de la ONU para los Refugiados (Acnur).

Como solución al problema, Videgaray ha propuesto que México tramite visados de refugiadopara los cerca de 4.000 integrantes de la caravana, un estatus que les permitiría ser residentes y trabajar en el país.

De obtener este estatus, los miles de centroamericanos perderían un importante aliciente para seguir a Estados Unidos porque perderían toda oportunidad de solicitar una visa de refugiado en la primera potencia ya que tendrían de modo seguro una en México.

Frenarles significaría además un triunfo para la dura campaña que ha emprendido Trump contra la inmigración ilegal de cara a las elecciones parlamentarias en EE.UU. del 6 de noviembre.

Crisis del país

Según los analistas, la clase política es la causante de la crisis que vive hoy Honduras. Desde que el país retornó a la democracia, en 1980, no ha tomado ninguna iniciativa para reducir la migración irregular.

En términos económicos, los inmigrantes hondureños que viven en Estados Unidos -más de un millón entre residentes legales y de manera irregular-, representan un aporte importante para su país por las remesas familiares que envían. En el año 2017, rondaron los 4.000 millones de dólares.

Honduras, con nueve millones de habitantes, cuenta con más de dos millones, entre desempleados y subempleados. Muchos de los empleados ganan salarios muy bajos, lo que contrasta con un alto coste de los alimentos, las medicinas, la educación, los servicios públicos y combustibles.

El clima de elevada violencia es, según MSF, la principal razón por la que los centroamericanos abandonan sus países en dirección al norte. Precisamente, la caravana salió la semana pasada de San Pedro Sula, Honduras, considerada como una de las ciudades más peligrosas del mundo.

A pesar de que Honduras consiguió reducir en un 26% los homicidios en 2017, el año pasado fueron asesinadas un total de 3.791 personas debido a las guerras entre las pandillas -o maras- por controlar el tráfico de drogas y el territorio.

Asimismo, la inseguridad fue en 2017 el asunto que más preocupó a los salvadoreños, en un año que cerró con un total de 4.000 muertes violentas por causas similares a las de Honduras.

De hecho, los tres países del Triángulo Norte adolecen de problemas similares (pobreza, corrupción e inseguridad) y, por eso, Estados Unidos inyecta millones de dólares en diversos programas para tratar de dotar de estabilidad política y social a estas naciones.

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