La Oficina Federal de Investigaciones (FBI, por sus siglas en inglés) está seguiendo la actividad pública y personal de quienes protestan en la frontera en contra la las políticas migratorias del presidente Donald Trump. La agencia está colectando información de personas con “acceso directo” a las organizaciones a través de sus redes sociales.
Yahoo News publicó esta miércoles una información que extrajo de un documento titulado “Nota de inteligencia externa” en el que el FBI de Phoenix asegura que los mencionados grupos de activistas se están “armando cada vez más y usando la fuerza letal para avanzar en sus objetivos”. Sin embargo, casi todas las evidencias que la oficina del FBI en esta ciudad de Arizona envía a otras autoridades son casos de protestas no violentas.
Activistas y defensores de derechos civiles han expresado su preocupación ante este documento fechado el 30 de mayo de 2019. Según ellos, el gobierno está equiparando la legítima oposición a sus políticas y la libertad de expresión con el extremismo violento o el terrorismo interno. “Si estás investigando grupos contrarios a la guerra y a Trump, correr el riego de meterte con la libertad de expresión”, dijo a Yahoo News el profesor de ley de la Universidad de Chigago Geoffrey Stone.
Por su parte, un vocero del FBI dijo a este mismo medio que la nota de inteligencia externa forma parte de una investigación rutinaria que comparten varías agencias policiales. El portavoz también resalta que se basa en el punto de vista de la oficina de Phoenix, aunque Yahoo News añade que el documento fue ampliamente distribuido por todo el país.
La web asegura haber hablado con tres de los activistas que aparecen en el documento y ninguno de ellos estaba sorprendido. Otras investigaciones policiales sobre protestas recientes y lo largo de la historia les habían advertido de esta posibilidad. Uno de ellos, Corey Lemley recibió la visita de agentes federales tras ayudar en la organización de una contramarcha en contra de eventos neonazis en Tennessee. En la nota del FBI describe su actividad y la de otros activistas de la frontera como “anarquismo extremo”.
