Al presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, le bastó llegar a la cumbre del G20 en Japón para mandar un contundente mensaje a la canciller alemana Ángela Merkel.
Apenas aterrizó en Osaka, respondió con dureza la crítica por sus políticas medioambientales.
«Ellos (los alemanes) tienen mucho que aprender de nosotros», espetó el mandatario, rechazando cualquier tipo de intromisión a su gobierno.
«El presidente de Brasil que está aquí no es como algunos anteriores que vinieron para ser advertidos por otros países. No, la situación aquí es de respeto para Brasil», declaró, según reseñó Folha do Sao Paulo.
Si bien no nombró a qué antecesores se refería, dijo que «no aceptará un tratamiento como en el pasado».
El miércoles, la canciller alemana señaló que deseaba hablar de forma «clara» con Bolsonaro sobre la deforestación en Brasil, aunque excluyó que este asunto ponga en riesgo la inminente conclusión de un acuerdo comercial UE-Mercosur.
«Veo con preocupación el asunto de las acciones del presidente brasileño (sobre la deforestación), y si se presenta la oportunidad en el G-20 tendré una conversación clara con él» al respecto, declaró Merkel ante sus diputados.
La expansión de las actividades agrícolas en Brasil, apoyada por el gobierno del presidente Bolsonaro, genera una masiva deforestación causando crecientes conflictos con las comunidades tradicionales.
Bolsonaro declaró este jueves que no tendría problemas en reunirse con Merkel. El periódico paulista indicó que por ahora no hay un encuentro bilateral pactado.
El sucesor de Michel Temer tiene previsto reunirse con su homólogo Donald Trump y con el francés Emmanuel Macron. La bilateral inicialmente anunciada con Xi Jinping, que sería la primera entre ambos, no está aún confirmada, según una nueva versión de la agenda oficial.
China es uno de los principales compradores de productos brasileños como soja y mineral de hierro pero Brasil aspira a exportar a China productos manufacturados con mayor valor añadido.
(Con información de AFP y EFE)