La periodista colombiana Alejandra Omaña no conocía lo que se vivía en el mundo porno cuando en agosto de 2017 decidió dejar su profesión y perseguir el sueño que no era otro que incursionar profesionalmente en la industria.
Después de dos años de experiencia, tras un desgaste que incluyó sexo, rodajes, productoras, dinero, fama y otras circunstancias, Alejandra Omaña reveló que dejaba su profesión para comenzar una nueva carrera y reivindicar a la industria pornográfica.
La oriunda de Cúcuta que se había mudado a Bogotá y que modificó su nombre al de Amaranta Hank, llegó a decir en 2017 que «No me hice actriz porno por dinero, aunque debo reconocer que se gana mucho mejor». Por aquel entonces, enemistada con su familia por su nueva vida, la mujer de 26 años aseguraba:
«El porno es lo que no se muestra, es el tema de vergüenza. No es común que un medio acuda a una actriz porno como columnista, analista o fuente, porque para los medios una actriz no es más que un símbolo sexual, no un ser pensante en un trabajo que puede revolucionar el mundo».
Ahora aborda su experiencia y cuenta que «fueron dos años repletos de viajes y muchos compromisos. En su mayor parte lo disfruté. El balance general es positivo. Nunca había sido tan libre y tan feliz en toda mi vida«.
Sin embargo, lo dejó y tomó la decisión porque comenzó a ver su profesión «más como un trabajo» y no quería que ello afectara su sexualidad. Además resaltó el escándalo en el que se vio envuelto Nacho Vidal por presuntamente haber contraido VIH.
«Mi sexualidad estaba en el medio y no quiero dejar de disfrutar del sexo. Hay otros factores que pesaron para que esto sucediera, como el escándalo de VIH que me dio mucho temor. También los abusos de algunas productoras que hacen que uno siempre esté a la defensiva».
Abusos contra las actrices y drogas
Respecto de los abusos, Alejandra Omaña destacó que las productoras se aprovechan de las latinas y las obligan a hacer cosas que no quieren, «lo único que he dicho es que me parece realmente incómodo hacer acuerdos con una productora de un tipo de escena, llegar al rodaje y que sea otra cosa. Te dicen: ‘Grabás con un solo hombre’ y cuando llegás hay dos chicos esperando para tener sexo con vos».
«Con tres productoras me pasaron cosas horribles, y me di cuenta que buscan lo mismo con las chicas latinoamericanas. Me quedaba en casas en donde todo el día estaban consumiendo drogas y si me quedaba dormida se te metían en la cama».