La crítica situación por la ausencia de precipitaciones en Chile se está está padeciendo en los campos y de una forma terrible.
«Los animales se están muriendo de hambre, de desnutrición. Tampoco se puede cultivar porque no hay agua para regar. Estamos en un punto crítico, no aguantamos más».
Aldo Norman, un ganadero de 33 años, se ha dedicado toda su vida a la crianza de vacunos y a la agricultura. Su querido valle de Colliguay, en la región de Valparaíso, solía ser un lugar verde, con flora nativa y árboles, como el quillay y el peumo.
Hoy, sin embargo, nada de eso se ve en los alrededores de su casa. En vez de pasto, hay tierra y los pocos arbustos parecen caerse a pedazos.
«Esto es grave porque está afectando la forma de vida de la gente, ya no podemos producir ni tenemos cómo alimentar a nuestros animales», agrega el joven.
La triste realidad que enfrenta Aldo no es aislada. Lo mismo le está ocurriendo a las familias de siete regiones de Chile, desde el norte de Atacama a la región del Ñuble, en el centro sur del país.