Vanessa Cardona Gómez

Las protestas en América Latina: ¿Qué le espera a Colombia?

Las protestas en América Latina: ¿Qué le espera a Colombia?

Durante las últimas semanas en América Latina estalló el caos. ¿Quién es el siguiente de la región?

Este 21 de noviembre, Colombia presenta un paro general. Tal vez una de las marchas convocadas con mayor expectativa y temor teniendo en cuenta los últimos antecedentes de la región como son las protestas violentas en Ecuador, Chile y Bolivia. ¿Qué le espera a Colombia?

Es evidente que en los demás países de la región las manifestaciones violentas se han venido presentando tras un hecho en particular. En Ecuador comenzaron tras las fuertes medidas que anunció el presidente como condicionamiento del FMI. En Bolivia, tras fraude electoral en elecciones presidenciales; y en Chile tras el aumento de los pasajes del metro.

Ahora bien, en Colombia hay unas marchas convocadas con bastante anticipación y que se han transformado en un espacio de quejas, reclamos, y frustraciones tanto de profesores, estudiantes, indígenas, organizaciones sindicales, sociales, políticas y gente de a pie. Las marchas del 21 de noviembre son un desahogo colectivo en el que cada uno protestará por su descontento. Evidentemente, las protestas tienen sus razones oficiales por las que fueron convocadas, pero finalmente pueden resumirse en un colectivo de críticas que finalmente son positivas para la democracia. No obstante, el problema de las manifestaciones se genera cuando estas incluyen violencia y es ahí donde nos preguntamos, ¿tendrán las manifestaciones de Colombia este factor?

¿Qué se entiende por “manifestaciones”? En el Art. 37 de la actual Constitución Colombiana las define como un derecho de sus ciudadanos indicando que “toda parte del pueblo puede reunirse y manifestarse pública y pacíficamente. Sólo la ley podrá establecer de manera expresa los casos en los cuales se podrá limitar el ejercicio de este derecho”. Importante resaltar su condición de pasividad. Mientras, las distintas demandas económicas, sociales, y culturales sean pacíficas, se crearán críticas constructivas hacia el gobierno que irán en favor de la democracia, y con creación de políticas públicas que ayudarán a la sociedad en general. ¿Y entonces por qué incluir la violencia?

Aunque en Colombia se está promoviendo desde hace semanas la tranquilidad de las manifestaciones y se cerrarán pasos fronterizos con el fin que no lleguen extranjeros a perturbar el orden público, es imposible dejar a un lado la violencia que afectó al resto de las protestas de la región y que claramente afectaron los derechos humanos de sus ciudadanos. Incluso durante antiguas manifestaciones en Colombia se ha observado tal característica pero no a tal nivel como en en estos tres países donde nos hemos enfrentado a una cifra impactante de muertos y heridos, además de los derechos vulnerados de aquellos que no pueden salir a las calles durante varios días y que tras un tiempo deben hacerlo como es el enfermo que necesita ir al hospital pero que se le impide porque las calles están bloqueadas o no sabe con qué puede encontrarse.

La libertad de uno termina donde comienza la de otro, y cuando la violencia hace parte de las manifestaciones generan ambiente de temor hacia el resto de la población que llama la atención de los medios de comunicación y por lo tanto el poder mediático de los violentos aumenta. Dese hace años Colombia busca la construcción de la paz, muchos protestarán en favor de ésta, pero si se presentan unas manifestaciones violentas deben ser consideradas como ilegitimas, afectan los derechos fundamentales y sólo buscan aumentar la atención mediática.

Las razones de las protestas en América Latina pueden ser varias como son las altas cifras de corrupción y desigualdad. Son países donde pocos tienen el control del país. Adicionalmente, se culpa a la perpetuación del poder. El continuismo de políticas públicas incorrectas que afectan la población, como fueron 10 años de Rafael Correa en Ecuador; 13 años de Evo Morales en Bolivia; y en Chile con Sebastián Piñera y Michelle Bachelet que se turnan el poder desde el 2006.

Por otro lado, se habla del Foro de Sao Paulo, un foro de reflexión entre partidos, y grupos de izquierda y ultra-izquierda de Latinoamérica que busca reunir esfuerzos. Y en el caso de Colombia, se culpa a lo anterior: desigualdad, corrupción, la derecha en el poder, el foro de Sao Paulo, pero también se presume que es una estrategia por aumentar el salario mínimo del 2020 el cual al igual que todos los años está próximo a debatirse entre los distintos gremios, empresas y el gobierno. En resumen, se podría reunir como un descontento del bienestar general.

Entonces, ¿qué le espera a Colombia? Mientras dichas manifestaciones se lleven en paz, un incremento en el apoyo de la democracia y de su población. Sin embargo, si se llevan con violencia se tendrá como resultado una sociedad que está cansada de la violencia, que busca la paz pero que contradictoriamente se mostrará al mundo como actores que no saben reclamarla distorsionando así el sentido democrático de los reclamos.

Vanessa Cardona Gómez
Internacionalista

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