Puede interpretarse que el tan anunciado Plan de Infraestructura de López Obrador es una chapuza, por lo menos en el corto plazo.
Y es que el plan del gobierno mexicano para asociarse con empresas privadas e invertir USD 44.000 millones en proyectos de infraestructura no logró impresionar a los inversionistas en el mercado de valores del país.
El índice bursátil S&P/BMV IPC cayó 1.6% luego de que el presidente, Andrés Manuel López Obrador, presentara su propuesta tras varios meses de espera. Fue la mayor caída del índice de referencia en ocho semanas y se produjo en medio de un amplio descenso en las acciones latinoamericanas el martes.
López Obrador y los líderes del consejo empresarial mexicano anunciaron el plan como un estímulo para una economía que se hundió en una leve recesión durante el primer semestre de 2019. El presidente también dijo que era señal de que no había tensiones entre su administración y las empresas privadas, que han sido escépticas de sus políticas y redujeron drásticamente las inversiones en nuevos proyectos este año.
El analista de Morgan Stanley Nikolaj Lippmann dijo que no estaba claro cuántos de los 147 proyectos ya habían sido anunciados y solo estaban siendo reempacados y cuántas eran nuevas inversiones.
“El plan nacional de infraestructura es un paso en la dirección correcta, pero es poco probable que sea un catalizador para que México salga de su limbo de inversión”, escribió Lippmann en una nota a sus clientes. Dijo que el anuncio “proporciona una pista de que hay poco gasto incremental por considerar en esta etapa para que se produzca una recuperación significativa”.
El multimillonario Carlos Slim tuvo un rol clave en la elaboración del plan, y dio señales al respecto a finales de agosto, pero su conglomerado Grupo Carso, que incluye a su empresa constructora, cayó 2.6%. La constructora Promotora y Operadora de Infraestructura SAB, o Pinfra, cayó 0.7%, mientras que las acciones de Grupo Aeroportuario del Sureste SAB y Grupo Aeroportuario del Pacífico SAB perdieron 1.8% y 1.6%, respectivamente.
El plan de infraestructura se dio a conocer solo un día después de la publicación de datos económicos que mostraron que la economía mexicana sufrió una ligera recesión en el primer semestre del año. Analistas proyectan que el producto interno bruto de México crecerá 0,2% este año, la cifra más baja desde 2009, en medio de un estancamiento en la producción petrolera, una caída en el sector de la construcción y un estancamiento de la actividad del sector de servicios.
«Es una gran iniciativa porque reconoce la debilidad en la inversión y el segmento de la construcción y reconoce la necesidad y la importancia del papel del sector privado», dijo Gustavo Rangel, economista jefe para América Latina de ING Financial Markets, en Nueva York. «Dicho esto, los riesgos de implementación aún son difíciles de evaluar en esta etapa».
Se espera que la primera fase del plan esté implementada para 2020. En esta fase preliminar, 431.000 millones de pesos de desembolsos se destinarán a los sectores de turismo y transporte. La segunda etapa, que se completará para 2022, incluye casi 256.000 millones de pesos en gastos planificados y 172.000 millones de pesos adicionales invertidos para 2024.
López Obrador se comprometió a elevar el crecimiento a 4%, pero su decisión de desechar un proyecto aeroportuario de USD 13.000 millones antes de asumir la presidencia el año pasado y una caída en el sector de la construcción han afectado mucho este segmento del país. Durante la conferencia de prensa, el presidente quiso dejar claro que su administración no tiene diferencias ni problemas con el sector empresarial.