LA CRISIS DE VENEZUELA ANTE LOS OJOS DEL COMUNISMO ESPAÑOL

El New York Times ‘mete un palo’ a Errejón y a los cómplices de la dictadura chavista: «Los desmayos por hambre en escuelas se han vuelto habituales»

El reportaje del periódico norteamericano evidencia el brutal sufrimiento de estudiantes venezolanos ante la falta de alimentos

El New York Times 'mete un palo' a Errejón y a los cómplices de la dictadura chavista: "Los desmayos por hambre en escuelas se han vuelto habituales"
Los amigos de la dictadura chavista

El New York Times ha dedicado una de sus páginas para desmontar las mentiras de las que se han valido los dirigentes de la extrema izquierda española como Íñigo Errejón, Pablo Iglesias o Arantxa Sánchez Tirado que han apoyado al dictador de Nicolás Maduro y además han destacado las supuestas bondades de su régimen amigo.

Y es que la lamentable crisis humanitaria en Venezuela ha destacado nuevamente debido a una escena dantesca, cinco niños cayeron desmayados del hambre y tuvieron que ser sacados en ambulancias en Boca de Uchire, un pueblo ubicado en el estado venezolano de Anzoátegui.

El periódico norteamericano brinda además el contexto en el que ocurre la terrible situación.

.- BOCA DE UCHIRE, Venezuela — Cientos de niños se presentaron en el patio de su colegio para escuchar a un obispo católico local liderar una oración por la educación.

“Oremos por los niños que están en las calles y no pueden ir al colegio”, dijo el obispo Jorge Quintero, dirigiéndose al liceo Augusto D’Aubeterre en el pueblo playero de Boca de Uchire, en una sofocante mañana de octubre. “Son muchos”.

Para cuando terminó la ceremonia de 15 minutos, cinco niños se habían desmayado y dos de ellos habían sido sacados de la escuela en una ambulancia.

Los desmayos en la escuela primaria se han convertido en episodios habituales, porque muchos estudiantes van a clases sin haber desayunado o incluso sin haber cenado la noche anterior. En otras escuelas, los niños quieren saber si ofrecerán algún tipo de comida antes de decidir ir.

“No se puede educar a un pueblo hambriento y esquelético”, dice Maira Marín, profesora y dirigente sindical en Boca de Uchire.

La devastadora crisis económica de seis años de Venezuela está socavando el sistema educativo, ese que alguna vez fue el orgullo de una nación rica en petróleo y que, durante varias décadas, fue el motor que hizo que el país fuese uno de los de mayor crecimiento en la región.

En el pasado, estas escuelas y liceos les ofrecían a los niños, incluso en zonas remotas, una buena oportunidad para ingresar a las mejores universidades del país, las cuales a su vez les abrían las puertas a los mejores colegios de Estados Unidos y un lugar dentro de la élite venezolana.

El hambre es apenas uno de los muchos problemas que deterioran la situación actualmente. Millones de venezolanos han huido del país en años recientes, mermando por igual las filas de estudiantes y profesores. Muchos de los educadores que quedan se han alejado de la profesión, ya que sus sueldos han perdido casi todo su valor debido a años de hiperinflación implacable. En algunos lugares, apenas unos 100 estudiantes asisten a las escuelas que alguna vez educaron a miles.

Según expertos y profesores, el colapso del sistema educativo en Venezuela no solo está condenando a una generación entera a la pobreza, sino que amenaza con retroceder el desarrollo del país varias décadas y retrasar severamente su potencial crecimiento.

“Se está abandonando a una generación entera”, dice Luis Bravo, investigador educativo de la Universidad Central de Venezuela, en Caracas. “El sistema educativo actual no les está permitiendo a los niños convertirse en miembros valiosos de la sociedad”.

El gobierno dejó de publicar estadísticas educativas en 2014. Pero visitas a más de una docena de escuelas en cinco estados venezolanos y entrevistas con docenas de profesores y padres, indican que la asistencia se ha desplomado este año.

Muchas escuelas están cerrando, en la que alguna vez fue una nación próspera, a medida que niños desnutridos y profesores que no ganan casi nada, abandonan las aulas de clases para rasguñar algún sustento en las calles o huir al extranjero.

Los estudiantes venezolanos empezaron a abandonar la escuela poco después de que el presidente Nicolás Maduro llegara al poder en 2013. Una caída en el precio de la exportación principal del país, el petróleo, combinada con la inoportuna iniciativa de Maduro de intensificar los controles cambiarios y de precios, mandó a la economía a una recesión de la cual aún no ha podido salir.

De acuerdo con el Sindicato Venezolano de Maestros, miles de los 550.000 profesores del país no se presentaron a las aulas cuando las escuelas reabrieron en septiembre. Decidieron abandonar sus salarios de 8 dólares al mes para probar suerte en el extranjero o en las florecientes minas de oro ilegales de Venezuela.

En el estado más poblado de Venezuela, Zulia, hasta el 60 por ciento de alrededor de 65.000 profesores han desertado en los últimos años, de acuerdo con las estimaciones de Alexander Castro, director del sindicato local de educadores.

“Nos dicen que prefieren pintar uñas por unos pocos dólares que trabajar por el salario mínimo”, dice Castro.

Durante una década hasta 2013, el país logró aumentar las cifras de matriculación escolar de manera constante, gracias a generosos almuerzos escolares y donaciones de alimentos, útiles y dinero para los padres y los niños. Chávez construyó cientos de escuelas nuevas.

Sin embargo, las políticas populistas de Chávez se enfocaron más en la cantidad de estudiantes en los colegios que en la calidad de la educación. Luego, cuando las arcas del país se vaciaron, el progreso educativo de su gobierno se desmoronó.

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