América del Sur se encuentra expectante ante un inusual fenómeno natural que apareció en el océano Pacífico y que se aproxima hacia el ‘nuevo continente’. Una masa de agua caliente, del tamaño similar a la mitad de México o cinco veces la superficie de El Salvador, se está aproximando a las costas de Sudamérica.
Los estudiosos lo han llamado la ‘mancha caliente’ tras haberlo descubierto a través de las imágenes satelitales. Aunque aún no se sabe si tiene relación, su aparición coincidió con una ola de calor que ha dejado estragos y caos en Australia, mientras que la región norte de Norteamérica experimenta unas crudas tormentas de invierno.
La zona del océano donde se encuentra la ‘mancha caliente’ tiene cerca de un millón de kilómetros cuadrados y una temperatura que ha aumentado entre 4 y 6 grados más que el promedio en esa área.
Según la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos, NOAA por sus siglas en inglés, las temperaturas del océano no suelen variar en grandes proporciones, por lo que un grado más o menos de diferencia con el promedio puede resultar «preocupante» y tener efectos adversos sobre el clima del planeta.
Aunque no existen muchos referentes, los científicos recuerdan que unas «manchas calientes» similares se reportaron hace cinco años entre las costas de California y Alaska y en septiembre pasado, los científicos advirtieron de un fenómeno similar, también en la costa oeste de EEUU.
James Renwick, jefe del departamento de geografía, medio ambiente y ciencias de la tierra en la Universidad de Victoria en Wellington, cree que la masa de agua cálida debería enfriarse antes de aproximarse a América del Sur.
De acuerdo con el experto, el propio movimiento hacia aguas más frías podría conducir a que bajen las temperaturas mucho antes de que se aproxime a tierra del otro lado del mundo. Si esto no ocurriera, cree que la masa «puede llegar a estar razonablemente cerca» de Sudamérica, pero duda que llegue a la costa.
Sin embargo, según la revista Science, si bien ahora los satélites y otros equipos hacen relativamente fácil para los científicos rastrear estas «manchas calientes», la magnitud de su impacto ecológico en las zonas por donde cruce será menos difícil de determinar.
Si bien la ‘mancha caliente’ no tendrá un impacto directo sobre el clima o la vida en Nueva Zelanda o en América del Sur, sus efectos sobre la vida marina todavía están por estudiarse.
La Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos advierte que el calentamiento de las aguas que produce este fenómeno, si persiste, hace que haya menos nutrientes en el océano, lo que al mismo tiempo altera la cadena alimenticia.
Así, por ejemplo, los leones marinos deben nadar más lejos para conseguir los peces y otros animales de los que se alimentan. Ese agua más caliente provocaría que miles de leones marinos que iban en busca de alimento aparecieran varados en las playas y que varias especies de ballenas, que también se desplazarían más cerca de las costas, quedando atrapadas en redes de pesca o aparecieran muertas en la orilla.