El dictador Nicolás Maduro se ha caracterizado por ser un devoto religioso, pero no de una, sino de por lo menos tres religiones totalmente diferentes.
Como es bien conocido, el «heredero de Chávez» ha demostrado en muchas ocasiones que es fiel creyente de Sai Baba, el hombre que decía ser divino en su ashram de Puttaparthi.
Pero el año 2020 llegarán unas nuevas elecciones a Venezuela, es lo que han anunciado Maduro y su numero dos Diosdado Cabello en diferentes oportunidades, por supuesto, no se trata de elecciones presidenciales sino de unas parlamentarias en las que intentarán quitarle a la oposición venezolana el único espacio político al que les han permitido entrar.
Para alcanzar este objetivo, Maduro, con un apoyo popular casi inexistente, ahora intenta mostrarse como una figura del cristianismo evangélica, a pesar de ser un fiel saibabista y creer en la santería, como ha documentado el periodista David Placer en su libro «el dictador y sus demonios».
Placer comentó en una entrevista a Periodista Digital América que lo de Maduro es “Un arroz con mango espiritual, como se suele decir en Venezuela”, refiriéndose a la mezcla religiosa, pero a Maduro le importa poco. Durante las fraudulentas elecciones presidenciales del 2018 se pudo demostrar que en Venezuela hay una base de más de un millón de votos por creencia en la fe cristiana, a menos una conclusión a la que se puede llegar al ver los resultados que obtuvo Javier Bertucci, quien se mostró como una alternativa opositora ante la retirada de todos los partidos de relevancia nacional en aquellos comisios.
Bertucci salió al ruedo político con una bandera religiosa e intentó con ella pescar en río revuelto, pero a diferencia de Maduro, este es líder de la Iglesia Maranatha, y según ha destacado el diario español ABC, Bertucci afirma que la base de venezolanos fieles al cristianismo alcanza los 6 millones de personas, de allí quiere ‘sacar oro’ Nicolás Maduro.
«Maduro ha dicho algo que a mi me ha llamado la atención, y lo ha dicho de forma reiterada, el era completamente agnóstico, dice y fue Hugo Chávez quien que lo hizo creer en cosas sobrenaturales, por eso me llama mucho la atención la transformación de Nicolás Maduro, política y también espiritual, que llegó a pasar de ser un hombre completamente incrédulo, ateo a cristiano, santero y saibabista», dijo David Placer a PDAmérica.
A pesar de esto, Venezuela no se ha caracterizado por ser un país en el cual sus ciudadanos se manifiesten electoralmente debido a las creecias religiosas, a diferencia de Estados Unidos o Brasil, donde Trump (2016) y Bolsonaro (2019), han conseguido obtener rédito político de una extensa comunidad cristiana, pero como Bertucci dijo a ABC, las prácticas del régimen chavista han sido mal valoradas por los cristianos. «las incidencias de las últimas acciones de Maduro son muy mal vistas en la mayoría de los seguidores cristianos y sienten un rechazo muy alto hacia el Gobierno nacional, porque ellos viven lo que todos los venezolanos vivimos».
Los resultados están por verse, sin embargo, más allá del apoyo popular que pueda conseguir Maduro, su régimen mantiene como arma principal, la misma que Evo Morales, el fraude electoral, poco importa que el apoyo popular al dictador, según diferentes encuestas, sea entre un 10% y un 15%.