El Instituto de Medicina Legal (IML) aseguró que son 14 las personas que murieron el domingo en la quema del microbus
El presidente de El Salvador, Mauricio Funes, condenó ayer lo que calificó de «ataque terrorista» contra un transporte público por delincuentes que lo incendiaron con personas en su interior.
«Por primera vez bajo mi administración una unidad de transporte de pasajero es atacada; yo no vacilo en calificarlo como un acto terrorista», dijo el mandatario.
Asimismo, Funes indicó que las autoridades de seguridad le habían informado de la captura de unos siete individuos que habrían participado intelectual y materialmente en el incendio de la unidad del transporte.
Por otra parte, el Instituto de Medicina Legal (IML) aseguró que son 14 las personas que murieron el domingo en la quema del microbús.
El mismo domingo fue ametrallado otro autobús y en la acción murieron tres personas, entre ellas dos niñas.
Dentro del autobús incendiado murieron 14 personas asfixiadas y calcinadas por las llamas, confirmó IML. Otras 12 resultaron heridas y se recuperan en centros hospitalarios.
Esta es la primera vez que se registra una quema de transporte con sus pasajeros en el interior. Otras veces los delincuentes han detenido y quemado la unidad, pero han bajado a los pasajeros.
A la misma zona de la tragedia llegó el director general de la Policía Nacional Civil (PNC), Carlos Ascencio, quien calificó la acción como «terrorismo». Dijo además que quienes cometieron esta acción estaban vestidos de negro que y que se han capturado a tres posibles sospechosos.
En el segundo ataque, por ametrallamiento, murieron dos niñas y un adulto. El relato de las autoridades indica que cuatro sospechosos entraron en la unidad y comenzaron a disparar.
Según la policía, estos hechos criminales están relacionados con las extorsiones de que están siendo víctimas las empresas del transporte colectivo, especialmente en los centros urbanos. Los transportistas se han quejado con las autoridades sin tener respuestas.
El Salvador es hoy por hoy el país más peligroso de Latinoamérica y uno de los más violentos del mundo, de acuerdo a estadísticas de la Organización Mundial de la Salud (OMS).