Latinoamérica dio el año pasado pasos «modestos» para mejorar su lucha antiterrorista y la seguridad fronteriza, según el Gobierno de EE.UU., que elogió los esfuerzos «serios» de Colombia, Argentina y México, pero reprobó de nuevo a Cuba y Venezuela.
El Departamento de Estado divulgó hoy su informe de 2009 sobre el terrorismo en el mundo, en el que destacó que Venezuela seguía sin «cooperar plenamente» con EE.UU. en esa lucha, como ocurre desde 2006, y mantuvo a Cuba en la lista de los Estados patrocinadores del terrorismo, junto a Sudán, Siria e Irán, al que calificó como el «más activo» de todos.
En el documento, la Oficina del Coordinador para la Lucha Antiterrorista indicó que los atentados en América los perpetraron mayormente las guerrillas colombianas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y el Ejército de Liberación Nacional (ELN) y otros grupos andinos radicales de izquierda.
Además, resalta que la amenaza de atentados trasnacionales «seguía siendo reducida» para la mayoría de los países en la región.
En el 2009 se registraron 11.000 atentados terroristas en 83 países -un 6% menos que en 2008- que causaron 15.700 muertes, un 5% menos que el año anterior.
En el continente americano, mientras que EE.UU. y Canadá tenían que luchar contra sospechosos de terrorismo de grupos vinculados a Al Qaeda e Hizbulá, en el resto de la región no constaba la presencia de células operativas de estas organizaciones, según el informe.
No obstante, «simpatizantes ideológicos» en Latinoamérica y el Caribe «seguían proveyendo apoyo financiero y moral a éstos y a otros grupos terroristas en Oriente Medio y el Sur de Asia», aseguró el Gobierno estadounidense.
En términos generales, Washington considera que los Gobiernos de la región «dieron pasos modestos» para mejorar sus capacidades en la lucha antiterrorista y la seguridad fronteriza.
En ese sentido, EE.UU. elogió los esfuerzos «serios» de prevención y de preparación de países como Argentina, Colombia y México, pero lamentó que otros no actuaran con la misma «urgencia» y «resolución» para solventar sus respectivas deficiencias en la lucha antiterrorista.
En el 2009, la mayoría de los países de la región comenzó a prestar «seriamente» atención a posibles conexiones entre organizaciones criminales trasnacionales y organizaciones terroristas, afirmó.
Es en este apartado en el que Washington recalca que Venezuela no coopera plenamente con EE.UU. en la lucha antiterrorista.
De hecho, afirma que la cooperación se «ha reducido al absoluto mínimo» desde la firma en 2009 de un acuerdo de cooperación militar que permite a militares estadounidenses el uso de bases en Colombia.
Con relación a las guerrillas colombianas, señala que, según las informaciones disponibles, las FARC y el ELN entran «regularmente» a territorio venezolano para «descansar y reagruparse», así como para «extorsionar» y «secuestrar» a venezolanos para financiarse.
Sin embargo, EE.UU. destaca que es difícil determinar «hasta qué grado el Gobierno de Venezuela proveyó apoyo» a esos grupos.
Washington subrayó las medidas militares y económicas y de inteligencia y de seguridad que Colombia siguió empleando «vigorosamente» para derrotar y desmovilizar a grupos terroristas.
Por su parte, México y Canadá fueron «socios claves» en la lucha antiterrorista, pues la cooperación con estos países fue «amplia y profunda», señaló el Departamento de Estado.
El Gobierno de México seguía siendo un «aliado comprometido» en su lucha contra el crimen organizado y las amenazas terroristas.
EE.UU. se mostró, sin embargo, preocupado por el hecho de que simpatizantes de Hizbulá y de Hamás «reunieron fondos» en la denominada Triple Frontera (Argentina, Brasil y Paraguay).
«No hubo información corroborada, sin embargo, de que esos u otros grupos extremistas islámicos tenían presencia operativa en la región», enfatizó el Gobierno estadounidense.
Por último, en el Caribe, la «voluntad política» de las naciones de esa región para luchar contra el terrorismo «permaneció fuerte, pese a sus limitados recursos y capacidades», destacó el informe.