Entre Fujimori y el "nuevo Chávez" o entre el cáncer terminal y el sida. Así se refieren algunos a la posibilidad de que Keiko Fujimori y Ollanta Humala sean los más votados en las elecciones del domingo y alcancen la segunda vuelta
Entre Fujimori y el «nuevo Chávez» o entre el cáncer terminal y el sida. Así se refieren algunos a la posibilidad de que Keiko Fujimori y Ollanta Humala sean los más votados en las elecciones del domingo y alcancen la segunda vuelta.
Ambos han polarizado la elección y cruzado dardos. Están en las antípodas pero comparten una cosa: son los que generan el rechazo más alto.
El 40% de la población dice que nunca votaría por alguno de estos dos candidatos.
Un balotaje entre ambos es «el escenario menos deseado para un sector importante de la población», le dice a BBC Mundo, Guillermo Loli, gerente de estudios de opinión pública de la encuestadora Ipsos-Apoyo.
«Se los señala como los candidatos antisistema, Keiko antisistema político y Humala antisistema económico», explica Loli.
Ambos cuentan con sólidos apoyos, que ubican a Humala como favorito y a Fujimori peleando por el segundo lugar.
Tienen un aliado: el sector sumergido de la población, aquel al que el crecimiento económico que promedió 7% en el último lustro no le llega.
En el nombre del padre
Keiko hace campaña con la gestión del ex presidente Alberto Fujimori, su padre, quien gobernó entre 1990 y 2000, y terminó preso por violaciones a los derechos humanos, condenado a 25 años de prisión.
¿Lo indultará si gana? Ella, por ahora, se resiste a contestar la pregunta.
La candidata de Fuerza 2011 tiene el respaldo de un quinto de la población, el núcleo duro del fujimorismo, que todavía recuerda la derrota del grupo armado Sendero Luminoso y la implementación de reformas económicas.En el debate presidencial del domingo Keiko aseguró que el gobierno de su padre era «el modelo a seguir».
«Perú creció gracias a las medidas adoptadas en los ’90, derrotamos al terrorismo y sentamos las bases del crecimiento», aseguró.
Críticos de la candidata cuestionan su falta de experiencia en cargos ejecutivos.
Es que Keiko, de 35 años, apenas tuvo un mandato como congresista -y se la cuestionó por sus continuas inasistencias- tras recibir la votación más alta en la historia del país. Pero no ha pasado por otros puestos.
Ella replica que a los 19 años se calzó el traje de primera dama y que presidió la Fundación por los Niños del Perú y estableció la Fundación Cardioinfantil.
«A donde voy recuerdan el gobierno de mi padre, pero también hay un reconocimiento a mi trabajo de primera dama», le dijo la semana pasada al diario El Comercio.
¿Lobo con piel de cordero?
Desde que Humala alcanzó diez días atrás la cima en las encuestas, se convirtió en el blanco del resto de los candidatos.Desde «lobo con piel de cordero» hasta «mona vestida de seda», así se refirieron a este teniente coronel retirado que ya sabe lo que es pelear contra un Fujimori.
Se han enfrentado porque en el año 2000 Humala lideró una revuelta contra el gobierno de Alberto Fujimori, que se tambaleaba por escándalos de corrupción.
Humala fue preso y tiempo después recibió una amnistía
En 2006, sin experiencia política previa, se impuso en la primera vuelta de las elecciones y perdió en el balotaje frente a Alan García.
En aquel entonces el militar nacionalista cayó, se dijo, por su camisa roja, su amistad con el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, y sus críticas al sistema.
Ahora se muestra de traje, prefiere el gris y manda a Chávez a no meterse en las elecciones.
El candidato de Gana Perú, de 48 años, quiere verse reflejado en el espejo del ex presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva, moderó su discurso y promete que si gobierna «no habrá sobresaltos».Su plan de gobierno incluye reformar la Constitución, pero él aclara que no buscará la reelección y habla de liderar con responsabilidad y defender las libertades.
En algunos sectores piensan que sólo se trata de una estrategia electoral del «nuevo Chávez» y temen que un gobierno de Humala cambie el rumbo económico y no respete contratos con empresas mineras, sector que aporta una crucial fuente de ingresos para la administración.
Pero tampoco creen que Keiko Fujimori sea la solución para reducir la pobreza -que afecta a un tercio de los casi 30 millones de peruanos- y distribuir el crecimiento.
Uno de los que rechaza con vehemencia que ambos candidatos sean los más votados es el escritor Mario Vargas Llosa.
Dos años atrás le preguntaron sobre esta posibilidad: «No creo que mis compatriotas vayan a ser tan insensatos de ponernos en la disyuntiva de elegir entre el sida y el cáncer terminal, que es lo que serían Humala y Keiko Fujimori».
Al premio Nobel de Literatura 2010 la semana pasada le preguntaron si mantenía su afirmación y respondió: «Desgraciadamente, creo que no fue exagerado».