Chávez, en estas condiciones, no puede ser el dirigente conocido por la hiperactividad y locuacidad que tanto cautiva a sus seguidores
Hugo Chávez batalla en tres frentes: en el de la salud, en el de su imagen y en el electoral. Tras haber regresado de La Habana, donde permaneció casi un mes entre operaciones e internaciones por un tumor cancerígeno, en Venezuela se abre otra etapa que plantea nuevas interrogantes.
Atrás quedaron el desfile y las celebraciones realizadas el martes en ocasión del Bicentenario de su independencia.
Fue un día preparado durante años y Chávez apareció poco más de 10 minutos.
En una señal del reposo médico que debe mantener, el mandatario ni siquiera se hizo presente en el lugar -el paseo de los Próceres- sino que se dirigió al pueblo desde el palacio de Miraflores.
Era una opción que nadie había contemplado. La expectativa era si Chávez estaba o no en el desfile, un enorme despliegue de militares, milicianos, civiles y armas de guerra de todo tipo.
A la distancia
Pero Chávez volvió a sorprender, como lo hiciera en la madrugada del lunes con su .
Ese día : como la segunda operación en la que le extirparon el tumor cancerígeno que se extendió por seis horas y que pasó cuatro días en terapia intensiva.
Y habló de haber iniciado una segunda etapa del tratamiento, y que luego vendrá una tercera. Y poco detalle más.
No es mucho lo que sabe de la salud del presidente. Todavía se desconoce en qué órgano estaban localizadas las células cancerígenas, si éstas se extendieron a otras áreas, en qué consiste el tratamiento ni qué tan efectivo está siendo.
Médicos consultados por BBC Mundo señalan que con la información divulgada no es posible aventurar un diagnóstico ni saber por cuánto tiempo se extenderá su tratamiento.
Tampoco se sabe con certeza si Chávez, quien ha aparecido visiblemente más delgado, continuará su recuperación por entero en Caracas o si volverá a La Habana.
«Viviremos y venceremos, este es el inicio del retorno», aseguró Chávez el día de su regreso y lo volvió a repetir el martes.
Parece ser la nueva frase de cabecera del mandatario, quien ha asegurado que debe cumplir un tratamiento riguroso.
Hasta que se empiecen a despejar dudas sobre su estado de salud, la única forma de conocer cómo avanza la recuperación podría ser la de estar atento al ritmo de actividad del presidente y a las señales que envíe.
Otro Chávez
Es que si el presidente lucha por su salud, también lo hace por mantener una imagen de hombre fuerte y al mando de la situación.
En ese sentido el hecho de que el jueves haya leído su alocución -algo que nunca hace-, que el lunes se dirigiera al pueblo durante poco más de media hora -cuando en condiciones normales es capaz de hablar durante varias horas- y que el martes no haya asistido al desfile -algo antes impensable por la importancia que le da a estos eventos-, lo colocan en una situación delicada.
Chávez, en estas condiciones, no puede ser el dirigente conocido por la hiperactividad y locuacidad que tanto cautiva a sus seguidores.
Y tendrá dificultad para conducir con naturalidad el régimen personalista que lleva adelante, en el que casi todo pasa por Chávez y en el que la campaña electoral pareciera ser el modo natural de gobernar.
«El Chávez-invencible, el Chávez-Dios se ve afectado, cualquier líder que use esa estrategia se ve afectado por una enfermedad que lo humaniza», le dice a BBC Mundo Luis Vicente León, director de la firma de opinión pública Datanálisis.
«Y la humanización -agrega- rompe lo mágico y genera una gran incertidumbre».
León destaca que para el elector chavista ya el regreso del mandatario, le deja la sensación de que es capaz de superar todas las adversidades.
La clave está, dice, en los independientes, en quienes va a quedar la pregunta de qué podría pasar en el futuro con la salud de Chávez.
Rumbo a 2012
En el poder desde 1999, se juega en las elecciones del próximo año un nuevo mandato, la posibilidad de gobernar hasta 2019 y completar 20 años al frente del gobierno.
El presidente, de 56 años, parece ser el único capaz de mantener unido y disciplinado al Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), una formación en la que -principalmente por la concentración de poder en Chávez- muchos creen que no se ha dejado espacio para el surgimiento de algún eventual reemplazo natural del presidente.
«Al PSUV el que lo unifica es Chávez, y si él falta, ahí va a haber tensión y factores de división», opina el analista José Vicente Carrasquero.
Pese a la ausencia, o la enfermedad de Chávez, las figuras del gobierno insisten en que esto no impedirá que la «revolución acelere» su ritmo y mantenga el rumbo en las políticas.
De cara a los comicios necesitarán más que eso para imponerse.
Son unas elecciones que, ya desde antes de la enfermedad de Chávez, se preveían más disputadas que anteriores.
El desgaste natural tras 12 años en el poder, sumado a la incapacidad para resolver ciertas cuestiones crónicas (como la crisis en el sector eléctrico, los problemas de inseguridad, la falta de viviendas y la inflación -la más alta de la región-) complican al oficialismo.
Sin embargo, Chávez, quien sigue siendo el candidato y cuenta con una alta popularidad en amplios sectores de la población, parte como favorito y tendrá por delante una intensa campaña electoral.
Si Chávez ha logrado calmar ansiedades y despejar algunas dudas con el mero hecho de aparecer, de aquí en más necesitará hacer más, «mostrarse activo», dice León.
Será otro desafío para el convaleciente mandatario.