El presidente de Ecuador, Rafael Correa, estuvo secuestrado durante varias horas en el Hospital de la Policía de Quito en el marco del intento de golpe de Estado ocurrido el 30 de septiembre de 2010, según determina el informe elaborado al respecto por la Dirección de Operaciones de las Fuerzas Armadas.
En este informe, supervisado por el director de Operaciones del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas, Jorge Peña, se detalla el despliegue militar llevado a cabo para rescatar a Correa, quien, asegura, estuvo secuestrado en dicho hospital por agentes de la Policía.
Según el documento, recogido por la agencia de noticias ANDES, al inicio del operativo los policías abrieron fuego contra los militares, que tuvieron que parapetarse en los muros del edificio. Sin embargo, «el personal continuó su avance a través de los corredores empleando armamento no letal».
A su llegada a la habitación donde se encontraba retenido el presidente, los policías que le custodiaban tiraron sus armas al suelo y levantaron sus manos en señal de rendición. A pesar de ello, los militares les obligaron a replegarse.
Durante la evacuación, el resto de los policías que ocupaban el hospital intensificaron los disparos y lanzaron gases lacrimógenos para impedir la salida de los militares y del presidente del recinto sanitario. Como consecuencia de ello, varios uniformados resultaron heridos.
El rescate, que duró unas dos horas, se decidió después de que las Fuerzas Armadas interceptaran una conversación entre los golpistas a través de la radio policial, donde especulaban con la posibilidad de matar a Correa.
Estas afirmaciones refutan la versión dada por los partícipes en el intento de golpe de Estado y defendida por el ex presidente Lucio Gutiérrez, a quien el Gobierno acusa de orquestar el levantamiento, según la cual Correa nunca estuvo en peligro, ya que permanecía en el hospital por su propia voluntad.
Las Fuerzas Armadas han dado a conocer este informe, elaborado el 14 de octubre del año pasado, un día después de que Correa solicitara a los mandos militares que lo entregaran a los medios de comunicación para que los ecuatorianos sepan la verdad de lo ocurrido ese día, con motivo del primer aniversario.