Con una campaña marcada por el nulo debate, la influencia de la cooperación venezolana y denuncias sobre «aparentes irregularidades» en el proceso, los nicaragüenses acudirán el próximo domingo a las urnas con el presidente Daniel Ortega como favorito para reelegirse.
Durante el ejercicio de su campaña electoral no han faltado las críticas a su candidatura, así como piquetes de violencia y un llamado del Episcopado nicaragüense a votar por candidatos que respeten la Constitución y no tengan un historial de corrupción.
Apoyado política y económicamente por su aliado y colega venezolano, Hugo Chávez, los sondeos auguran a Ortega una cómoda y amplia victoria en la primera vuelta frente a una fracturada oposición que presenta a cuatro candidatos enfrentados entre sí.
Con una intención de voto del 48 % y una ventaja de 18 puntos sobre su principal oponente, el empresario de radio Fabio Gadea, el mandatario se perfila como virtual vencedor de las elecciones en primera ronda, algo para lo que necesita lograr el 35 % de los votos y cinco puntos más que el segundo.
El líder sandinista, próximo a cumplir 66 años, recurrió a una maniobra legal para burlar la norma constitucional que le impedía aspirar a la reelección.
Los magistrados oficialistas de la Corte Suprema de Justicia, sin presencia de los opositores, declararon en octubre de 2009 inaplicable el artículo de la Carta Magna que impedía la reelección continua del presidente y limitaba a dos su número de mandatos.
Ortega encabezó la junta de gobierno tras el derrocamiento de la dictadura de Somoza en 1979 y fue elegido en las urnas por primera vez para el periodo de 1985 a 1990, e inició su segundo mandato en 2007.
La oposición considera como «un golpe a la democracia» la candidatura de Ortega.
«Este domingo los nicaragüenses vamos a expresar, estoy segura, nuestra voluntad de seguir construyendo la paz desde la justicia», declaró hoy a medios oficiales Rosario Murillo, jefa de campaña de Ortega, su esposo.
Para la analista política María López Vigil, en los comicios está en «juego muchísimo», porque Ortega, «que pretende reelegirse ilegalmente (…) ha dado abundantes pruebas de su voluntad de violentar la Constitución y las leyes cuando ponen límites a su poder y a sus intereses».
Con la posible reelección de Ortega, que ha tenido como principal ayuda en su campaña la cooperación de Chávez, traducida en los 1.944,5 millones de dólares que ha recibido en sus cuatro años y medio de Gobierno, se estará «instalando una dictadura institucional», advirtió López Vigil, en declaraciones a Efe.
«Aquí está en juego la supervivencia del régimen democrático contra la instauración definitiva de una nueva dictadura en nuestro país», opinó, por su lado, el disidente sandinista y exjefe de inteligencia militar, Hugo Torres.
El Episcopado nicaragüense llamó a los ciudadanos, un mes antes de los comicios, a votar masivamente, con libertad y sin miedo alguno, por un candidato que «respete la Constitución» y no tenga un historial corrupto, no promueva el aborto, la eutanasia, la homosexualidad y respete los derechos humanos.
En tanto, EE.UU. expresó este lunes su preocupación por «aparentes irregularidades» como «el fracaso del Gobierno nicaragüense a la hora de acreditar como observadores a ciertas organizaciones locales fiables» y las declaraciones de autoridades de que «los candidatos electorales podrían ser eliminados tras las elecciones».
El jefe de la misión de observación de la Unión Europea, el eurodiputado socialista español Luis Yáñez, dijo a periodistas que las «incertidumbres» del proceso electoral son la posibilidad de inhibir a candidatos a diputados y la no entrega de miles de documentos para ejercer el sufragio.
La opositora alianza Partido Liberal Independiente (PLI), que postula a Gadea, denunció que 51 candidatos a diputados de su colectivo podrían ser inhibidos por el CSE a petición de una facción disidente.
Unos 3,4 millones de nicaragüenses están habilitados para elegir este 6 de noviembre a un presidente, vicepresidente, 90 diputados ante la Asamblea Nacional y 20 ante el Parlamento Centroamericano (Parlacen).