El presidente de Cuba, Raúl Castro, anunció hoy indultos para más de 2.900 presos y la excarcelación de 86 extranjeros, en su discurso ante la Asamblea Nacional, donde ratificó su voluntad de cambios paulatinos en la restrictiva política migratoria aunque no ofreció detalles ni plazos.
El general Castro presentó este indulto, aprobado por el Consejo de Estado y uno de los mayores de las últimas décadas, como «un gesto humanitario y soberano» que responde a «la política establecida» y a solicitudes de familiares e instituciones religiosas» y como una «muestra más de la generosidad y fortaleza de la revolución».
En la decisión, dijo el mandatario cubano, se tuvo en cuenta la anunciada visita a la isla del Papa Benedicto XVI en marzo próximo y la celebración en 2012 del 400 aniversario del hallazgo de la Virgen de la Caridad del Cobre, patrona de Cuba.
De los indultos, que serán efectivos en los próximos días, no se beneficiarán, salvo contadas excepciones, los condenados por delitos de espionaje, terrorismo, asesinato, homicidio, tráfico de drogas, pederastia con violencia, robo con fuerza en vivienda habitada, violación y corrupción de menores.
En todos los casos los indultados, algunos de ellos condenados por delitos contra la Seguridad del Estado, «han cumplido una parte importante de la pena en prisión y mostrado un buen comportamiento».
Se han tenido en cuenta también circunstancias como la edad y las enfermedades que padecen, así como el tiempo extinguido de sus condenas.
En el caso de las excarcelaciones de extranjeros condenados por delitos cometidos en Cuba, entre los que se incluyen 13 mujeres, el general Castro explicó que saldrán «bajo la condición previa de que los Gobiernos de sus naciones de origen acepten su repatriación».
Fuentes de la cancillería cubana informaron hoy a Efe de que entre los extranjeros beneficiados con esa medida no está el contratista estadounidense Alan Gross, condenado a 15 años de prisión por planes subversivos contra la isla, y cuyo caso constituye uno de los principales escollos políticos entre Cuba y EEUU.
El anuncio de los indultos fue el más importante del presidente cubano en una sesión parlamentaria que se celebró precedida de una gran expectación, que ha llegado incluso a las redes sociales, por la posibilidad de que Castro anunciara novedades sobre la «actualización» y «flexibilización» de la política migratoria de la que habló en la sesión parlamentaria de agosto.
Sin embargo, Raúl Castro rebajó esas expectativas porque si bien ratificó la «invariable voluntad» de introducir cambios migratorios la única novedad que lanzó es que serán «paulatinos».
«No han faltado las exhortaciones bien y mal intencionadas para que apresuremos el paso y nos pretendan imponer la secuencia y alcance de las medidas a adoptar, como si se tratara de algo insignificante y no del destino de la Revolución y la Patria», dijo Castro.
A los que urgen una reforma migratoria les instó a no olvidar «las circunstancias excepcionales en que vive Cuba bajo el cerco que entraña la política injerencista y subversiva» de Estados Unidos.
Viajar al exterior o regresar a la isla en el caso de emigrados es uno de los mayores anhelos de los cubanos limitados por restrictivos trámites como el permiso de salida («tarjeta blanca») que concede el Gobierno, cartas de invitación o los elevados costes de esos trámites, entre otros.
Uno de los conflictos fundamentales del tema migratorio está relacionado con el enfrentamiento que mantienen Washington y La Habana desde hace 50 años, y la Ley de Ajuste que Estados Unidos aplica a Cuba desde 1966.
Y a Estados Unidos se refirió también Raúl Castro en su discurso para criticar el «inmovilismo» y la «ausencia de voluntad política» de Washington para mejorar las relaciones con Cuba.
«Al mismo tiempo que actualizamos nuestro socialismo cambiando todo lo que debe ser cambiado, el gobierno de los Estados Unidos sigue anclado en el pasado», dijo el mandatario cubano.
La lucha contra la corrupción fue otro de los ejes del discurso de Castro, quien llamó a la firmeza y a la aplicación de la ley para erradicar esa «plaga» ya que constituye «uno de los principales enemigos de la revolución, mucho más dañino que la actitud subversiva e injerencista de Estados Unidos y sus aliados dentro y fuera del país».
Raúl Castro intervino este viernes en el segundo y último pleno ordinario de la Asamblea Cubana que aprobó el informe económico de 2011 y las previsiones para 2012 y donde se revisó el desarrollo de las reformas económicas impulsadas en el país para «actualizar» el modelo socialista.