El general retirado Otto Pérez Molina se comprometió hoy al asumir la presidencia de Guatemala para el periodo 2012-2016, a promover cambios estructurales en el país y convocó a la población a una verdadera reconciliación nacional.
Pérez Molina, de 61 años, quien sustituyó en la primera magistratura del país al socialdemócrata Álvaro Colom, dijo ser consciente de las carencias y desigualdades que ha sufrido la población por un conflicto armado que duró 36 años.
«Sueño con que la mía sea la ultima generación de la guerra y la primera generación de la paz en Guatemala», resaltó y señaló que hoy es la oportunidad de abandonar la confrontación.
«Le pido a Dios que nos conceda la sabiduría para promover la reconciliación verdadera para atender el rezago y la injusticia, reparar el tejido social y los medios para invertir en los guatemaltecos», subrayó.
Aseguró que «debemos ser capaces de perdonarnos entre (nosotros) y ser capaces de ir hacia adelante para construir una cultura de paz con pleno respeto a los derechos humanos».
Ante la presencia de nueve presidentes latinoamericanos y el heredero de la Corona de España, Felipe de Borbón, el militar retirado que se convirtió en el séptimo presidente de la nuera era democrática que se instauró en Guatemala en 1986, juró fidelidad a la Constitución durante un acto oficial en el Domo Polideportivo, en el sur de la capital.
El presidente del Congreso, Gudy Rivera, correligionario y amigo de Pérez Molina en el derechista Partido Patriota (PP), fue el encargado de tomar el juramento al nuevo mandatario, quien en el acto estuvo acompañado de su esposa, Rosa Leal de Pérez, y de su vicepresidenta, Roxana Baldetti.
Tras recibir el cargo de parte del socialdemócrata Álvaro Colom, quien hoy concluyó el período de cuatro años para el que fue elegido en 2007, Pérez Molina pronunció su primer discurso como presidente del país, en el que ratificó sus promesas de cambiar el destino del país.
«El cambio ha comenzado, el cambio ha llegado. Ante Dios y con la Constitución en la mano, hoy comenzamos a cumplir con mi palabra y con los cambios que necesita nuestro país», señaló el mandatario.
Los cambios que impulsará durante su administración, aseguró, serán «cambios profundos, estructurales y no cosméticos», porque la población guatemalteca demanda ese cambio «y hoy se respira un aíre de esperanza e ilusión».
Pérez Molina hizo un llamamiento a la sociedad guatemalteca para que se una a las cruzadas de cambio que impulsará a partir de hoy, y recordó que los países que han logrado cambios trascendentales alrededor del mundo lo han hecho «cuando la mayoría de la población ha dicho que quiere ser parte de ese cambio».
«El Gobierno no podrá solo. Sin la colaboración decidida, disciplinada y constante de toda la ciudadanía, el país no saldrá adelante», advirtió el gobernante ante un auditorio de más de 5.000 personas, entre delegaciones internacionales, invitados especiales, funcionarios de Estado y representantes de la sociedad.
El Jefe de Estado denunció que hereda un país «en crisis», infectado de «desorden y corrupción», que corre peligro de una «quiebra económica y moral» debido a los desmanes de la administración anterior.
Aseguró que impulsará políticas de «inclusión» de los pueblos indígenas que representan el 42% de la población y que en su mayoría vive en condiciones de pobreza, así como terminará con la desnutrición crónica que afecta a uno de cada dos niños menores de cinco años, y que generará nuevas fuentes de empleo.
Pérez Molina también reiteró su compromiso de campaña de reducir la violencia y advirtió que con la ley en la mando, enfrentará todos los crímenes de impacto social.
Afirmó que «estoy dispuesto a hacer cualquier sacrificio para defender la vida de todos los guatemaltecos», para lo cual anunció que en los próximos días se instalarán «fuerzas de tarea» especiales para combatir a los grupos criminales, en especial el narcotráfico.
Tras concluir el acto oficial de toma de posesión, Pérez Molina se dirigió a las calles aledañas al polideportivo, en donde saludó a miles de sus seguidores que se congregaron para vitorear al nuevo mandatario.
Luego participará en un Te Deum en la Catedral Metropolitana y mañana se presentará a las fuerzas armadas en un acto en la Brigada Mariscal Zavala en el norte de la capital.
Los gobernantes visitantes y el príncipe Felipe de Borbón retornaron a sus respectivos países tras la ceremonia oficial de asunción al poder de Pérez Molina.