El español Ángel Carromero, detenido en Cuba tras el accidente de tráfico en el que murieron los opositores Oswaldo Payá y Harold Cepeda, ya ha podido contactar con sus representantes legales. Su equipo defensor en la isla está formado por dos abogadas cubanas a las que su familia ha dado el visto bueno.
Han tenido que pasar 17 días para que el español fuera atendido legalmente. Sin embargo, esta demora es habitual en el país comunista.
El opositor Guillermo Fariñas ha declarado a La Gaceta que «como aquí no existe el Estado de Derecho, esta situación es la normal. No hay abogados de oficio y no puedes negarte a hablar hasta estar asistido legalmente».
Eso mismo ha ocurrido en este caso, cuando el joven dirigente del Partido Popular apareció ante las cámaras negando que un camión embistiera por detrás el vehículo que el conducía, y asegurando que había sido simplemente un accidente de tráfico.
Fariñas ha apuntado también que «los abogados de Carromero deben estar incluso más asustados que él». Y es que las presiones del régimen castrista suelen extenderse sin solución de continuidad del reo a sus letrados.
En declaraciones a La Gaceta, el opositor afirma:
«Los abogados pueden estar una hora, dos, con Carromero. Pero luego llegan los oficiales de Seguridad del Estado. Y será el coronel Rodolfo Pichardo Olano quien presione a Carromero. Pichardo es licenciado en Derecho y en Psicología; es el encargado habitual para doblegar a los presos»
Desde que el 27 de julio de 2012 fuera trasladado de la ciudad de Bayamo –donde ocurrió el accidente de tráfico– hasta La Habana, Carromero ha estado detenido en el centro 100 y Aldabó, un lugar que cualquier cubano teme: hacinamiento, falta de aire y luz, comida mala…
Sin embargo, el español está en un tipo de celda exclusivo para presos políticos y extranjeros.
«Una celda normal, como la de un país occidental», explica lacónico Fariñas, que enumera las comodidades de que se dispone: «Hay aire acondicionado, luz, una cama individual, buena comida».
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