Eso de ser primera dama es un insulto a la mujer
Evo Morales ha insistido este jueves en negar que se esté aprovechando del cargo para beneficiar a su familia.
Tras asegurar que no ha usado nunca fondos públicos para ello, el presidente de Bolivia explicó que incluso hizo «llorar» a su hermana por impedirle ser primera dama.
«Nunca usé plata del Estado para llevar a mis hijos (…) nunca he tenido mentalidad de usar bienes del Estado para una cuestión familiar», defendió desde Cochabamba, después de que el miércoles el Gobierno abrogara el decreto que concedía gastos de viaje y billetes en business para los familiares del presidente y vicepresidente.
Sugerencia
Morales señaló que decidió presentar el decreto después de que se lo sugirieran algunos de sus ministros, ante la necesidad de que el mandatario tuviera que presentar informes escritos sobre los viajes que realizaba.
«Algunos me sugirieron que para no presentar informes escritos, que quita tiempo, saque el decreto».
Sin embargo, precisó, cuando viaja con sus hijos paga otra habitación o comparte la suya, al igual que cuando se presenta una situación familiar en la ciudad de La Paz utiliza, por lo general, su coche y no así vehículos del Estado, recoge la agencia oficial ABI.
Morales consideró que las observaciones surgidas en este asunto son actitudes de discriminación tanto de la oposición como de medios de comunicación que responden a la oligarquía y no a los intereses del pueblo boliviano.
El mandatario recordó que en el pasado la hermana del presidente «era dueña de Palacio» y «los hijos e hijas eran diputados y el papá presidente».
«Algunos partidos negociaban para sus hermanos cargos en el Ejecutivo, pero Evo nunca ha hecho ni va a hacer eso, aunque hice llorar a mi hermana».
«Mi hermana quería ser primera dama. Yo le dije: eso es insulto de mujer. Si la compañera fuera presidenta ¿su marido sería el primer caballero? No habría primer caballero. Eso de ser primera dama es un insulto a la mujer y no acepté».
«Felizmente» con el tiempo, añadió, su hermana entendió sus argumentos.
«Mi familia no se mete en el Palacio ni en la Residencia, (aunque) por supuesto tiene derecho a visitarme».