La presidenta alega que el agente Stiusso sembró pistas falsas

Difunden las grabaciones que vinculan a Cristina Fernández de Kirchner con el terrorismo de Irán

En plena crisis de gobierno, la plana mayor del peronismo cierra filas con la presidenta argentina

Difunden las grabaciones que vinculan a Cristina Fernández de Kirchner con el terrorismo de Irán
Cristina Kirchner. AG

Las grabaciones registradas por el fiscal Alberto Nisman para sostener la imputación a Cristina Fernández de Kirchner, a su canciller, Héctor Timerman, al ex subsecretario de Tierras para el habita Social y piquetero Luis DŽElía y a otros colaboradores comenzaron a circular con revelaciones que parecen confirmar las hipótesis de Nisman.

El periodista Jorge Lanata difundió algunas de ellas donde se pone de manifiesto que, como decía Nisman, hay conversaciones fluidas entre los colaboradores de Cristina Fernández y representantes del Gobierno iraní.

En una de ellas, Alejandro «Yussuf» Khalil, el hombre que ejerce de correa de transmisión entre Teherán y los funcionarios argentinos para presuntamente concretar el encubrimiento de los acusados por el atentado a la Amia se expresa en los siguientes términos después de un viaje a Irán, con Luis D’Elia:

«Hay un poquito de desazón. No gustó algunas palabras que se dijeron… me parece que el ruso este de mierda -se refiere al canciller Timerman- se mandó alguna… Estaba firmado algo pero… por algo de las cautelares también me parece (que se estropea el acuerdo). Tampoco gustó el comentario ese que dijo (Timerman) que a mi tampoco me gusta negociar con los iraníes… eso quedó para el orto (el trasero)».

Las «cautelares» que menciona Khalil son las llamada circulares rojas, órdenes de busca y captura internacional a una decena de iraníes que la Justicia argentina cree responsables y partícipes del atentado.

En otras de las grabaciones, de noviembre de 2012, antes de que ambos países terminaran firmando un memorándum de entendimiento que terminaría siendo un fracaso, el diálogo es incluso más jugoso.

En Buenos Aires se celebraba una manifestación propalestina a la que «la Casa Rosada» le había «prohibido acudir a Luis D’Elia» como él mismo reconoce.

  • Khalil: «Estuve recién en la embajada. ¿No vas a venir?», le dice el iraní.
  • D’Elia: «Me voy a Caracas con la presidenta».
  • Hablan de la movilización:
  • Khalil: «Estaba lleno de La Cámpora» (organización política que lidera Máximo Kirchner, hijo de la presidenta).
  • D’Elia: «La orden de acá fue no ir porque estaban los trotskos. Voy a ir a la embajada a saludar. Vino a verme Juan Salinas (un periodista militante). ¿Qué opinión tenés?».
  • Khalil: «Cambió, está mejor».
  • D’Elia: «Tiene un material».
  • Khalil: «Lástima que no viniste (a la manifestación): estaba con la persona ésta, el iraní que te tengo que presentar, el que anda en Venezuela, el que hace todo allá».
  • D’Elia: «Yo tengo que hacer el juego de la Rosada. Tengo orden de no ir, soy un soldado».
  • En otra cinta entre ambos hablan del «acuerdo Argentina-Irán en Etiopía».
  • D’Elia: «Yussuf, ¿te enteraste?»
  • Khalil: «¿De qué? ¿Qué pasó?»
  • D’Elia: «Nada, me llamó Parrilli (secretario general de la presidencia en ese momento) recién. Se firmó el acuerdo Argentina-Irán en Etiopía».
  • Khalil: «Sí, sabía. Salió en todos lados. Ayer a la mañana, hoy a la mañana».
  • D’Elia: «No, estoy en Babia».
  • Khalil: «¿En serio, boludo? Hoy a la mañana se, se…»
  • D’Elia: «Pero estoy en el campo, boludo. No tengo internet, no hay una mierda».
  • Khalil: «¿Sabés que te iba a llamar? Pero dije qué lo voy a llamar si este ya debe saber, decía yo».
  • D’Elia: «No, no, no… Impresionante, impresionante».

En plena crisis del Gobierno de Cristina Fernández por la revelación de estas escuchas y la deriva que está tomando el caso Nisman, la plana mayor del peronismo cerró filas con la presidenta.

En un comunicado, el Consejo Nacional del Partido Justicialista, suscribe la tesis de conspiración contra el Gobierno (estos, ahora sí, lamentaron la muerte explícitamente del fiscal) y condenan «la intención de sectores que ante la conjugación de intereses entre agentes de inteligencia desplazados, jueces y fiscales con clara posición opositora… están ante una oportunidad única para enlodar al Gobierno».

Asimismo, criticaron a los medios de comunicación «dispuestos a divulgar falsedades».

La presidenta Cristina Fernández y sus más estrechos colaboradoresafirman para defenderse que el fiscal Alberto Nisman fue utilizado por una persona de los servicios secretos que le plantó pistas falsas en su denuncia de casi 300 páginas.

El espía en cuestión tiene nombre, apellido y alias: Antonio Horacio Stiusso, alias Jaime, de 61 años.

Ocupó cargos directivos en la Secretaría de Inteligencia en los últimos 20 años y fue jefe de operaciones hasta que Cristina Fernández descabezó la cúpula de ese organismo el mes pasado. Se le conocía como el verdadero hombre fuerte de los servicios secretos.

Hasta tal punto se conocía y temía el poder de Stiusso que la semana pasada, desde la Casa Rosada, se interpretó la denuncia de Nisman como una venganza ante su destitución. Stiusso tenía fama de ser un hueso duro de roer.

 

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