En un comunicado, el embajador venezolano ante las Naciones Unidas, Rafael Ramírez, expresó su «categórico rechazo» a las palabras pronunciadas el jueves 11 de junio de 2015 por el portavoz Stéphane Dujarric.
Éste, durante una conferencia de prensa, había señalado que el Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos está «siguiendo estrechamente» la situación en Venezuela y está
«seriamente preocupado por la legalidad y las condiciones de quienes han sido detenidos por ejercer su derecho a la libertad de expresión y el derecho a reuniones pacíficas».
Según Ramírez, el pronunciamiento «constituye una violación de los propósitos y principios de la Carta de las Naciones Unidas», así como de la resolución por la que se creó el cargo de Alto Comisionado, que demanda un «tratamiento objetivo, imparcial, no selectivo, sin manipulaciones ni concepciones políticamente motivadas del tema de los derechos humanos».
«Las declaraciones emitidas por el portavoz del secretario general debilitan la credibilidad institucional del Consejo de Derechos Humanos en la medida en que prejuzgan el funcionamiento institucional de un país miembro de esta organización y sobrepasan los mecanismos establecidos por éste, como el Examen Periódico Universal y los órganos de los tratados»,
insistió.
«Disposición»
El embajador reiteró la «permanente disposición» de Venezuela para
«mantener un diálogo constructivo basado en el respeto y a través de los canales correspondientes para abordar y contribuir a la promoción de los derechos humanos en todo el mundo».
Dujarric se refirió a Venezuela con motivo de una huelga de hambre que iniciaron el martes dos jóvenes exiliados venezolanos frente a la sede de la ONU, por cuya situación se interesó el miércoles el Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos.
Los venezolanos son Eduardo Bavaresco y Josmir Gutiérrez, quienes residen en Miami e iniciaron la protesta para denunciar la situación de los que consideran «presos políticos» en su país y pedir la intervención de la ONU.