¿Qué pasa con una organización insurgente después de que pierde su cabeza?

Miel, hermetismo y opio: así ha logrado sobrevivir el sanguinario grupo Talibán

Este grupo radical estuvo en el poder en Afganistán en 2001, y que aún controla algunas zonas del país

Miel, hermetismo y opio: así ha logrado sobrevivir el sanguinario grupo Talibán
Talibanes en acción BBC

¿Qué pasa con una organización insurgente después de que pierde su cabeza?

Depende de la organización.

En el caso del Talibán, quedó la incógnita de cómo está funcionando el grupo insurgente tras la muerte del Mulá Omar, confirmada en julio.

Varios reportes mostraban indicios de divisiones internas y había incertidumbre sobre cómo se había reorganizado la cúpula de este grupo radical que estuvo en el poder en Afganistán en 2001 y que aún controla algunas zonas del país.

Pero esta semana se anunció que toda la organización respaldará el liderazgo de su nueva cabeza, el Mulá Akhtar Mansour.

Después de meses de investigación y con la ayuda de varios analistas, la BBC logró establecer la forma en que actualmente está estructurada la organización islamista.

Reveló cómo se financia y, de alguna manera, cómo ha logrado reorganizarse desde la caída de uno de sus fundadores y líderes históricos.Y los detalles que salieron a la luz resultaron en parte inesperados.

Por ejemplo, de acuerdo al reporte de especialistas en el tema como Barnett Rubin, analista internacional y miembro del Centro Internacional de Cooperación, la venta de miel ha sido una de las formas de conseguir recursos para la lucha de los talibanes.

«La red Haqqani tiene negocios en Afganistán, Pakistán y en los países del Golfo Pérsico entre los que se incluye la venta de miel de abeja»,

explicó Rubin.

¿Se acaba la unidad del Talibán?

Algo que ha caracterizado a este grupo insurgente es que durante sus años de actividad bajo el liderazgo del Mulá Omar nunca mostró signos de división interna.

Y esta semana confirmaron que van por ese camino al mostrar el respaldo unificado al Mulá Mansour.

«Los talibanes son un grupo altamente ideológico y esa es la razón por la que han permanecido unidos. Sus miembros obedecen plenamente las disposiciones del emir»,

le dijo a la BBC Waheed Mozhda, analista internacional que trabaja para el ministerio de Relaciones Exteriores de Afganistán.

«Ellos son conscientes de que son más débiles que sus rivales y que si sus enemigos se enteran de sus divisiones podrían ser derrotados fácilmente»,

añadió.

Otro factor importante es que la unidad hace parte de sus principios ideológicos.

«El Talibán fue fundado para poner fin a las facciones y hay una gran presunción de fondo en contra de esta forma de gobernar mediante la división. Aunque haya diferentes opiniones, nunca se organizan en facciones. Todo el mundo obedece los mandatos del comandante de la fe»,

explicó Rubin.

Los disidentes, que claro que han existido, dejan la organización o son expulsados y luego pierden toda influencia sobre los miembros, indica el experto.

Y añadió:

«Nadie aboga por tener distintas voces dentro de la organización. Ellos sólo compiten por estatus, dinero o poder. Si las facciones surgen ahora o no dependerá de la fortaleza del liderazgo del Mulá Mansur».

¿Cómo se están financiando?

Una de las revelaciones surgidas de la investigación de la BBC es que el Talibán nunca se ha establecido como una organización de grandes pretensiones materiales.

Sobreviven con poco: nunca han tenido una oficina en Pakistán, sino que están todo el tiempo moviéndose por el país, operando sobre todo desde escuelas islámicas y mezquitas.

«Una oficina de la red de Haqqani -que pertenece a la estructura de la organización- fue hallada en la remota región de Waziristán, en Pakistán, pero se desconoce si se encuentra operativa»,

explicó Haroon Rashid, Editor del servicio urdu de la BBC.

La mayoría del dinero con que los talibanes logran financiar sus actividades proviene de fuentes como el impuesto de extorsión a los comercios y la protección de expendio de drogas.

Pero no viven unicamente de estas actividades. También el comercio de la miel, el opio -uno de los principales productos de Afganistán- y el narcotráfico.

«Además de aplicar impuestos a los campesinos que cultivan adormideras (parecidas a la amapola común), también tienen el cobro de peaje en las autopistas, el robo de suministros a comerciantes y a las fuerzas de seguridad, junto al pago de empresas privadas extranjeras que prefieren pagarle a los talibanes que al ejército regular»,

afirmó Mozhda. 

«Pero en el último año adquirieron otra rama: la minería, que es controlada por el comité financiero, que es el segundo en importancia tras el militar»,

añadió.

¿Cómo se comunican los talibanes?

Su hermetismo, pero sobre todo su capacidad de desarrollar redes internas de comunicaciones seguras, quedó en evidencia al ver cómo lograron guardar la información sobre la muerte de su líder, el Mulá Omar.

Pero la desaparición del fundador ha hecho que se ponga especial cuidado en salvaguardar la información más sensible de la organización de cualquier interceptación.

«La mejor opción para ellos ha sido la comunicación ‘boca a boca’, evitando la tecnología. Pero también tienen un complejo sistema de envío de cartas. Yo vi algunas que fueron halladas en la ciudad de Miranshah y es evidente que esa es la vía más popular para comunicarse»,

explicó Rashid.

Pero eso no los ha dejado anclados en el pasado, indica Rubin.

«Ahora, ellos pasaron de dañar televisores a tener una avanzada red de internet y actividad las redes sociales, que algunas veces es más efectiva que el gobierno de Estados Unidos o el afgano»,

señaló Rubin.

¿Quiénes son sus aliados?

Ante el crecimiento del autodenominado Estado Islámico y de Boko Haram, antiguas agrupaciones insurgentes islamistas quedaron en un segundo plano, a pesar del poderío que en el pasado habían tenido grupos como al Qaeda y el Talibán.

Precisamente al Qaeda ha sido el principal aliado de los talibanes en los últimos años, ayudando a recoger fondos a favor de la organización.

Sin embargo,

«los talibanes no reciben ningún apoyo militar del al Qaeda y a la vez estos no apoyan ninguna actividad yihadista a nivel global»,

según escribió Rubin.

Lo cierto es que con la expansión de Estado Islámico ha surgido un nuevo enemigo que pretende tener una autoridad «islámica» sobre el territorio de Afganistán.

«El líder de los talibanes es el emir de los afganos solamente, pero ellos no pueden tolerar que haya otra figura que asuma cierta superioridad en su autoridad ‘islámica’ sobre los afganos»,

añadió.

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