Tres bombas panfletarias explotaron este martes 26 de enero de 2016 en las cercanías del Parlamento venezolano en Caracas, sin causar heridos o daños, en un hecho que la oposición atribuyó a sectores «cercanos al gobierno» del presidente Nicolás Maduro.
Detonan caja sonora con estos panfletos en esquina La Bolsa a metros del Palacio Federal Legislativo. pic.twitter.com/yNxQteT8rG
— Oliver Blanco (@OliverBlanco) enero 26, 2016
Fuentes policiales informaron a la AFP que fueron cuatro los artefactos instalados en las inmediaciones del Palacio Legislativo -donde sesiona el pleno parlamentario- y del edificio administrativo de la Asamblea, uno de los cuales no estalló.
Testigos relataron a la AFP que dos de las explosiones fueron casi simultáneas, de las que «se vio mucho humo» y obligaron a «mucha gente a salir corriendo».
«Sin duda alguna es la actitud de quienes cerca del gobierno o con la complicidad de quienes están en el poder quieren crear (…) pánico para tapar la discusión de los temas importantes», dijo el jefe de la mayoría opositora en el Parlamento, Julio Borges, en rueda de prensa.
Las instalaciones del Legislativo están en el casco histórico de la capital, casi colindantes con la alcaldía y el ayuntamiento del municipio Libertador, el Consejo Nacional Electoral y una de las sedes del ministerio de Relaciones Exteriores.
Los llamados «niples» con material inflamable esparcieron panfletos suscritos por las «Fuerzas Bolivarianas de Liberación» (FBL) y exhortan a «desechar la ilusión» y «prepararse para los enfrentamientos» tras la toma de control del Legislativo por parte de la oposición, a la que el grupo reconoce una «victoria electoral contundente» en los comicios del 6 de diciembre.
Los folletos denuncian «un nuevo pacto fraguado en Miraflores» (sede del Ejecutivo) que entregó divisas «a la oligarquía», mientras la crisis económica empeoraba.
También se critica a las altas esferas del gobierno, señalando que hay «corrupción, clientelismo, soberbia política y la ausencia de una política económica eficaz y comprometida por el pueblo».
Para las FBL, un grupo armado que según investigaciones privadas opera en la frontera con Colombia, hay una «derecha roja que secuestra el proceso bolivariano» y que «no ha comprendido la magnitud de la derrota» electoral.
Por ello consideran que «es hora de tomar el gobierno por las bases de la revolución», puesto que «son los conflictos sociales la garantía de continuidad del proceso de cambio del comandante (Hugo) Chávez». «No hay salida pacífica a la crisis y ellos lo saben», advierten.