Lo inquietante, es que la base "depende del Ejército Popular chino
Objetivo inmediato: avistaje lunar. Lugar: Paraje de Quintuco, provincia de Neuquén, en el corazón de la Patagonia Argentina.
La carrera espacial internacional escribe en los confines más australes de América del Sur un curioso capítulo, protagonizado por uno de los últimos jugadores en sumarse a la exploración del Universo: la República Popular de China.
Aquí, mediante un controvertido acuerdo con Argentina, el gigante asiático construye su tercera y «más moderna estación interplanetaria y la primera fuera de su propio territorio» como parte del Programa Nacional de China de Exploración de la Luna y Marte.
La llamada «Estación de Espacio Lejano» debería estar operativa, según el cronograma oficial, a fines de 2016.
Pero la instalación de esta base, que incluye una poderosa antena de 35 metros para investigación del «espacio profundo», no está exenta de polémica, misterio y suspicacias.
El principal cuestionamiento se relaciona con su eventual uso militar y con la existencia de cláusulas secretas.
Estas, sorpresivamente, fueron desmentidas de plano a BBC Mundo por las autoridades espaciales argentinas, a pesar de que el nuevo presidente del país, Mauricio Macri, prometió revelarlas.
¿Existen o no existen?
Anexos secretos
-¿Cómo que no hay cláusulas secretas, si el presidente prometió revelarlas? -preguntó BBC Mundo a Félix Menicocci, secretario general de la Comisión Nacional Aeroespacial (Conae) de Argentina.
-«No sé quién le ha informado al presidente que hay anexos secretos, porque no existen. Eso es una gran falacia -desmintió de forma categórica.
Sin embargo, la existencia de los anexos secretos es considerada un hecho no sólo por el presidente Macri, sino también por analistas, periodistas que han investigado el tema y dirigentes locales.
Lo inquietante, a criterio del reportero del diario La Nación Martin Dinatale, es que la base «depende del Ejército Popular chino, a diferencia de una estación espacial similar realizada por acuerdos con la Unión Europea en la provincia de Mendoza, más al norte, cuya contraparte es una entidad civil».
El analista político Rosendo Fraga, director de la Consultora Nueva Mayoría, observa que «para China, lo satelital es una división del ejército, no importa el uso que se le dé al satélite. Y el uso militar de esa información, si existe, es incontrolable».
«Fines pacíficos»
No obstante, la mera posibilidad de un uso militar es rechazada por el funcionario de la Conae.
Félix Menicocci además le mostró a BBC Mundo una Carta de Compromiso fechada el 20 de febrero de 2014, por la cual la empresa estatal china Lanzamiento de Seguridad y Control de Satelites (CLTC) afirma que los objetivos de la estación espacial son «totalmente civiles y no será operada por personal militar».
La polémica es que esos «fines pacíficos» no están especificados en el acuerdo original de las dos entidades espaciales, firmado en el año 2012.
Allí tampoco se niega la utilización militar de las instalaciones, además de incluir un artículo de confidencialidad de equipos, actividades y programas.
«¿Por qué Quintuco, en el corazón de la Patagonia, y no Groenlandia?», le dice a BBC Mundo el intendente de Neuquén, Horacio Quiroga, una de las voces críticas que se alzó desde el inicio del proyecto espacial.
«¿Hay alguna razón de telemedición o ubicación estratégica? Lamentablemente lo de la base sigue lleno de incógnitas», añade.
«Se eligió ese paraje desértico de Neuquén porque se necesitaba un lugar plano en una especie de territorio parecido a una palangana donde haya cierto relieve montañoso alrededor, que sirviera para que no hubiese interferencia»,
dice Menicocci sobre las razones del emplazamiento de la estación espacial en un predio de 200 hectáreas y con una zona de exclusión de frecuencias de un radio 100 kilometros, según establecen los acuerdos.
«Tiene que ser un lugar comunicado con rutas y fibra óptica pero a su vez tiene que estar aislado».
Será que en la cultura china se piensa por milenios y 50 años no es nada, o bien que este tipo de desarrollo requiere plazos extensos.
Y este es el otro punto polémico, porque los convenios bilaterales establecen un comodato o cesión de los terrenos y exenciones impositivas por 50 años para estas «instalaciones de seguimiento terrestre, comando y adquisición de datos», cuyo costo inicial es de unos US$50 millones.
«Nos surge por decantación que por lo menos 50 años van a estar ahí», estima Quiroga.
«En la base, a mi entender, no rige la ley argentina. De hecho es un lugar que prácticamente es territorio chino», se inquieta.
A la Luna
¿Por qué quieren ir los chinos a la Luna?
-Llama la atención que cuando la carrera espacial parece apuntar a Marte, los chinos quieran ir a la Luna -le preguntó BBC Mundo al funcionario aeroespacial argentino.
-Los chinos fueron uno de los últimos jugadores internacionales en entrar al espacio. Por eso ante todo necesitan probar su tecnologíay llegar a la Luna es la primera fase. Dicen estar interesados en obtener allí helio 3, un combustible que les serviría para continuar su carrera hacia Marte, no con viajes tripulados sino con misiones robóticas -explica Menicocci.
Y todo vuelve a girar en torno de la antena de la polémica que, según el funcionario, está plenamente controlada por el seguimiento de sus frecuencias.
«No sirven para el uso militar, para seguir un misil u otro tipo de artefacto militar. Además tenemos equipos para detectar transmisiones no autorizadas.»
En este punto el periodista Dinatale remarca que «los especialistas advierten que la antena puede tener un uso dual, con avistaje a la Luna o al espacio, pero a su vez para interceptar satelites y eventualmente enviar información vinculada con datos sensibles de otros paises».
Esto ya valió la preocupación de agregados militares, que así lo manifestaron a la cancillería argentina.
Tensiones
La cuestión de la misteriosa base espacial china en la Patagonia es sólo uno de los temas delicados que impactan en la relación bilateral Argentina-China y tienen epicentro en la Patagonia.
A esta agenda diplomática acaba de sumarse el hundimiento de un pesquero de bandera china, por lo que Pekín ha expresado «seria preocupación» mediante una queja formal.
«El comunicado implica una escalada en la tensión bilateral», afirma el analista Rosendo Fraga, categórico.
BBC Mundo se comunicó con fuentes de la Cancilleria argentina que buscan, en cambio, bajarle el tono al asunto y no analizan por ahora una respuesta pública.
La cautela del gobierno se enmarca en la redefinición de su relación con China, explica Fraga.
«Argentina no ha decidido si sigue adelante con las represas con inversión millonaria china en Santa Cruz -acordadas por el anterior gobierno- y a su vez China no ha renovado, como le pidió Agentina, el cambio de divisas acordado para reforzar las reservas del Banco Central».
En tanto, entre el secreto o el secretismo que alimentaron el misterio estos años, la base que promete a Argentina «fomar parte del reducido club de países exploradores del Universo» apenas le concede al país sudamericano el 10% del tiempo de uso de la antena de la discordia.
Una eventual revocación del contrato requiere preavisos de cinco años.
En los planes del gigante asiático, el tiempo apremia. A fines de año, China podría lanzar su segunda misión a la Luna, justo cuando esté del todo operativa su flamante base en Argentina.