"El poder destructivo del armamento moderno podría socavar la paz del planeta y hacer imposible la vida humana"
El Partido Comunista de Cuba (PCC, único) reeligió este martes 19 de abril de 2016 al presidente del país, Raúl Castro, como primer secretario de la organización, puesto que ocupa desde 2011, cuando sustituyó en el cargo a su hermano Fidel Castro, quien también estuvo presente en el acto.
El presidente cubano afirmó que el VII Congreso del Partido Comunista cubano que comenzó el sábado y se ha clausurado este martes, será «el último dirigido por la generación histórica» de la Revolución, que deberá pasar el testigo en los próximos años.
«La generación histórica entregará a los pinos nuevos las banderas de la Revolución y el socialismo sin el menor atisbo de tristeza o pesimismo, con el orgullo del deber cumplido»,
agregó.
Sobre la marcha de las reformas para la «actualización» socialista, Castro indicó que su ritmo dependerá del «consenso» que se logre dentro de la sociedad, «sin precipitaciones, ni mucho menos improvisaciones que solo conducirán al fracaso».
El recién elegido Comité Central del PCC ratificó también a José Ramón Machado Ventura como segundo secretario del partido, cargo que también desempeña desde el anterior Congreso de la organización, celebrado hace cinco años.
Nueva composición de la directiva
Después de tres días de reuniones, el VII Congreso del partido se ha clausurado este martes, jornada en la que se dio a conocer la nueva composición de los órganos de dirección del partido como el Comité Central, el Buró Político y el Secretariado.
En el Buró Político, conformado ahora por 17 dirigentes, entraron cinco nuevos miembros, como el secretario general del sindicato oficial Central de Trabajadores de Cuba (CTC), Ulises Guilarte; el ministro de Salud, Roberto Morales, y la secretaria general de la Federación de Mujeres Cubanas (FMC), Teresa Amarelle. Completan la lista dos mujeres del ámbito académico, la rectora de la Universidad de Ciencias Informáticas (UCI), Miriam Nicado; y la directiva del Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología de Cuba (CIGB), Marta Ayala.
El nuevo Comité Central, máximo órgano de gobierno del partido entre Congresos, quedó conformado por 142 miembros, con una media de edad de 54 años, por debajo del promedio del anterior comité elegido en 2011, que estaba conformado por 116 militantes.
La representación de mujeres alcanzó el 44 por ciento, superior al anterior, y también creció el porcentaje de negros y mestizos, que suponen ya el 36 por ciento. El Secretariado del PCC mantiene casi invariable su composición y queda integrado -además de Raúl Castro y Machado Ventura- por Abelardo Álvarez, José Ramón Balaguer, Olga Lidia Tapia, Jorge Cuevas y Omar Ruiz; con la única novedad de que salió Víctor Gaute, jefe de la misión civil de colaboración en Venezuela.
Además, en el VII Congreso, la militancia ha aprobado, entre otros asuntos, los documentos sobre la marcha del plan de reformas iniciado hace cinco años, el plan económico hasta 2030, así como el Informe Central de Raúl Castro, en el que propuso limites de edad máximos para integrar los órganos de gobierno del PCC y encaminar un relevo generacional.
La clausura del Congreso coincide con la jornada en que se conmemora el 55º aniversario de la victoria de Cuba tras 72 horas de enfrentamientos con fuerzas financiadas por EEUU que invadieron la bahía de Cochinos, destacada en la isla como la primera derrota del «imperio» en Latinoamérica.
El encuentro se ha desarrollado a puerta cerrada y sin ningún tipo de acceso a la prensa extranjera acreditada en el país.
Fidel Castro: «Tal vez sea de las últimas ceces que hable en esta sala»
El líder cubano Fidel Castro fue recibido en la clausura del VII Congreso con una «lluvia de aplausos», según la oficial Agencia Cubana de Información (ACN). Según agencias oficiales cubanas, los casi mil delegados y 280 invitados se pusieron en pie y corearon su nombre cuando entró en la sala.
Por qué se hizo comunista
ha explicado en un discurso por qué se hizo comunista. «¿Por qué me hice socialista, más claramente, por qué me convertí en comunista?», se preguntó el líder de la revolución cubana.
«Esa palabra (…) expresa el concepto más distorsionado y calumniado de la historia por parte de aquellos que tuvieron el privilegio de explotar a los pobres, despojados desde que fueron privados de todos los bienes materiales que proveen el trabajo, el talento y la energía humana.
«Sin preceptor que me ayudara en el estudio del marxismo-leninismo; no era más que un teórico y, desde luego, tenía una confianza total en la Unión Soviética (…) Se puede afirmar que no deberán transcurrir otros 70 años para que ocurra otro acontecimiento como la Revolución Rusa, para que la humanidad tenga otro ejemplo de una grandiosa Revolución Social que significó un enorme paso en la lucha contra el colonialismo y su inseparable compañero, el imperialismo».
Fidel Castro, que en agosto cumplirá 90 años, señaló que a todo el mundo le llegará su «turno», pero «quedarán las ideas de los comunistas cubanos como prueba de que en este planeta, si se trabaja con fervor y dignidad, se pueden producir los bienes materiales y culturales que los seres humanos necesitan, y debemos luchar sin tregua para obtenerlos».
«Pronto deberé cumplir 90 años, nunca se me habría ocurrido tal idea y nunca fue fruto de un esfuerzo, fue capricho del azar. Pronto seré ya como todos los demás»,
indicó Fidel Castro, retirado del poder desde 2006 por una enfermedad y que reconoció que «tal vez sea de las últimas veces que hable en esta sala», según el texto del discurso difundido por medios oficiales cubanos.
El expresidente exhortó a los comunistas cubanos a transmitir al mundo y a América Latina que «el pueblo cubano vencerá» e indicó a los mil delegados del congreso que ése es «el honor más grande que han recibido en la vida», a lo que «se suma el privilegio de ser revolucionarios».
PELIGROS PARA LAS FUTURAS GENERACIONES
A las futuras generaciones, les dijo que tendrán que resolver un «gran problema»:
«cómo alimentar a los miles de millones de seres humanos cuyas realidades chocarían contra los límites de recursos naturales que necesitan»; en lugares «sin tecnología a su alcance, ni lluvias, ni embalses, ni depósitos subterráneos».
«Quizás, sin embargo, el peligro mayor que hoy se cierne sobre la tierra deriva del poder destructivo del armamento moderno que podría socavar la paz del planeta y hacer imposible la vida humana sobre la superficie terrestre».