"Ofrendó su vida por los más altos ideales revolucionarios, era un defensor de los derechos humanos"
El ataúd de Miguel Ángel Aldana Barrena, alias Askatu, y al que llamaban cariñosamente ‘Angelín’ sus amigos del alma, estaba flanqueado en la caraqueña y elegante funeraria Vallés con la ikurriña y la bandera estrellada de la Venezuela bolivariana. Faltaría más.
Era el 5 de abril de 2016. Dos días antes había muerto a los 67 años de edad en un hospital del país, tras una larga enfermedad. En el altar de la pared la serpiente enrollada a un hacha completaba los honores para este etarra huido, a quien las fuerzas de seguridad acusaban de haber matado a 18 personas, en unos 30 atentados de los comandos Kioto y Bizkaia.
Pocos o nadie en el lugar se acordaban de sus víctimas: el dueño de un bar, un policía, aquél inocente taxista… y menos aún el diputado y expresidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello, que lo trató poco menos que como un héroe nacional:
Esto dice el diputado venezolano @dcabellor sobre el etarra Aldana (+ de 1 decena de asesinatos).Le hemos denunciado pic.twitter.com/btRqvC0WLW
— COVITE (@CovitePV) 21 de abril de 2016
Y por eso, el colectivo de víctimas del terrorismo Covite , ha presentado en las últimas horas una denuncia en su contra por enaltecimiento del terrorismo. Y no es para menos. El amigo de Maduro reclamó para el etarra «honor y gloria».
En un comunicado, Covite ha indicado que también acusa de
«un presunto delito de enaltecimiento y de humillación a las víctimas a los terroristas a Arturo Cubillas y a Eugenio Barrutiabengoa, huidos en Venezuela y reclamados por la Justicia española, a los responsables de la Coordinadora Simón Bolivar, de la ONG española Africando y del autodenominado Colectivo de Refugi@dos y Deport@dos Vascos en la República Bolivariana de Venezuela».
Según, el colectivo «todos ellos han dirigido elogios a la trayectoria criminal de Aldana Barrena tras su fallecimiento». Covite expone en su escrito dirigido a la Audiencia Nacional que en el funeral, se dijo de Barrena que
«ofrendó toda su vida por los más altos ideales revolucionarios, era un defensor de los derechos humanos».
«Estos graves hechos deben ser tenidos en cuenta por la Justicia española y «deberían acarrear una respuesta pública y contundente del Gobierno español, que se mantiene instalado en la pasividad mientras se humilla a quienes perdieron la vida a manos del terrorismo de ETA».
BREVE HISTORIA
En el avión personal del antaño presidente de Venezuela, el inefable socialdemócrata Carlos Andrés Pérez, y a petición del Gobierno de Felipe González, Aldana aterrizó en suelo venezolano el 10 de febrero de 1990.
Años más tarde, Hugo Chávez hacía oídos sordos a las reiteradas peticiones de extradición de la Audiencia Nacional. Decía que no le encontraba. Lo mismo que hace ahora Maduro con Iñaki de Juana Chaos.
Y allí, bajo las palmeras de la playera Cumaná, se dedicó a hacer de atunero hasta que, a los 60 años, empezó a vivir de las ayudas sociales y a tumbarse a la bartola.
Dos días antes de acabar en la citada funeraria, desde el hospital donde agonizaba, miraba por última vez a cámara puño en alto.