En un anuncio que es visto como histórico, el gobierno de Colombia y la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) dijeron haber llegado a un acuerdo para un cese el fuego bilateral y definitivo y para abandonar las armas.
El acuerdo se hará oficial este jueves al mediodía en La Habana, Cuba, en una ceremonia que contará con la presencia del presidente colombiano, Juan Manuel Santos, quien encabezará el acto junto al jefe de las FARC Timoleón Jiménez.
El acuerdo ha sido celebrado por unos y criticado por otros.
Comprende cuatro puntos:
Cese el fuego y de las hostilidades bilateral y definitivo
Abandono de las armas por parte de las FARC
Garantías de seguridad y lucha contra las organizaciones criminales responsables de homicidios y masacres o que atentan contra defensores de derechos humanos, movimientos sociales o movimientos políticos
Persecución de las conductas criminales que amenacen la implementación de los acuerdos y la construcción de la paz.
En la ceremonia en La Habana también estarán el secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, y los presidentes Cuba, Raúl Castro (país garante junto a Noruega, que enviará a su canciller), de Chile, Michelle Bachelet, y de Venezuela, Nicolás Maduro (países acompañantes), al igual que los de República Dominicana y El Salvador.
Concurrirán además enviados especiales para el proceso de paz de Estados Unidos y de la Unión Europea.
El presidente colombiano Juan Manuel Santos escribió en su Twitter: «Mañana (jueves) será un gran día! Trabajamos por una Colombia en paz, un sueño comienza a ser realidad»,
Por su parte, Carlos Lozada, miembro del equipo negociador de las FARC dijo en esa red social: «Para que cese la horrible noche y se abra el camino de la paz y la esperanza. Jueves 23 de junio anunciaremos #ElÚltimoDíaDeLaGuerra».
Esa etiqueta de Twitter se volvió tendencia en Colombia.
Sin embargo, no todos en en el país están a favor del proceso de paz que se lleva adelante en La Habana, ni recibieron la noticia del acuerdo con optimismo.
Samuel Hoyos Mejía, representante a la Cámara por el Centro Democrático, partido del senador y expresidente Álvaro Uribe (fuerte crítico del proceso), tuiteó: «Ojalá hoy fuera el último día de la guerra, jugar con la ilusión de paz de los colombianos es la manipulación de Santos y las FARC».
Tanquetas, bolsas de arena y retenes militares: la zona de Colombia donde la guerra sigue viva
Desde la otra vereda del espectro político, Iván Cepeda, senador del Polo Democrático Alternativo, quien ha mantenido un constante respaldo al proceso de negociaciones, le dijo a BBC Mundo: «Es el más trascendental acuerdo en la historia de la búsqueda de la paz en nuestro país».
Lo que falta
Los cuatro puntos acordados forman parte del quinto capítulo de las negociaciones, denominado «fin del conflicto».
Los equipos negociadores del gobierno colombiano y las FARC mantienen diálogos en La Habana con mediadores de Cuba y Noruega.
Según la agenda, sólo falta definir el sexto y final, que incluye la implementación, verificación y refrendación de lo pactado.
Antes del anuncio de este miércoles, ambas partes ya habían acordado:
Política de desarrollo integral
Participación en política
Solución al problema de drogas ilícitas
Reparación y justicia para las víctimas
El punto más contencioso es el de la refrendación del acuerdo final.
El gobierno pretende hacer un plebiscito, al tiempo que las FARC piden una convención constituyente. Todavía no han alcanzado un acuerdo en este sentido.
Los diálogos de paz en La Habana tienen tres años y medio de vida, en los que los negociadores han estado avanzando para intentar poner fin a una guerra que ha dejado más de 220.000 muertos y 6,9 personas desplazadas.
El conflicto comenzó a mediados de la década de los 60, cuando las FARC se consolidaron como movimiento guerrillero marxista de origen campesino que fue expandiéndose a lo largo del territorio colombiano y dispuso a partir de los 80 su objetivo de alcanzar el poder por las armas.
Al implementarse los acuerdos de La Habana, las FARC pasarán a ser sólo una organización política.
Todavía no han comenzado las negociaciones formales con el segundo grupo guerrillero del país, el ELN, y la presencia de otros grupos armados organizados (fundamentalmente dedicados a actividades criminales) siguen representando un serio riesgo para la seguridad en Colombia.