Al menos 68 niños estaban entre los 126 fallecidos el sábado 15 de abril de 2017 tras el ataque con un coche bomba cerca de unos autobuses que evacuaban a miles de personas de cuatro pueblos sitiados en Siria, en las cercanías de Alepo.
El Observatorio Sirio de Derechos Humanos de Siria, un grupo de monitoreo con sede en Inglaterra, señaló que al menos 109 evacuados de pueblos tomados por fuerzas gubernamentales murieron, junto con trabajadores de ayuda humanitaria y soldados rebeldes.
#Syria: massive bombing in West Aleppo targets buses of civilians transferred from Fouaa & Kefraya. pic.twitter.com/YnXzoFgzWb
— Joyce Karam (@Joyce_Karam) 15 de abril de 2017
Muchos más resultaron heridos en el atentado.
La explosión destrozó autobuses, incendió coches y dejó un reguero de cuerpos, cuando el convoy esperaba tras haber cruzado desde una zona controlada por el gobierno hacia el territorio rebelde de Rashidin, en el oeste de Alepo.
Miles de personas esperaban ser trasladadas hacia zonas más seguras y llevaban unas 30 horas sin avanzar, según un corresponsal de AFP en la zona.
Un vehículo cargado con comida llegó y comenzó a distribuir bolsas de patatas fritas, lo que atrajo a muchos niños, antes de explotar, señaló la corresponsal de la BBC en Medio Oriente, Lina Sinjab.